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Márgara Millán


En otras palabras, otros mundos:
la modernidad occidental puesta en cuestión.
Reflexiones a partir de Los hombres verdaderos. Voces y testimonios tojolabales, de Carlos Lenkersdorf.*




Lengua como cosmovisión

La modernidad occidental se encuentra ante una encrucijada: las diferencias económicas y sociales entre la población son cada vez más grandes, los resultados depredadores y destructivos del desarrollo son cada vez más evidentes, las guerras y el hambre son constantemente exacerbadas en un fin de milenio donde las opciones intolerantes avanzan frente a posiciones que resisten desde la afirmación de la diversidad y el pluralismo. Es en este contexto en el que algunas reflexiones académicas y científicas se vuelcan sobre sus propios presupuestos, y afinan la mirada para relativizarla y ser capaces de distinguir, en el horizonte, otras racionalidades posibles en el mundo de hoy. Esto es lo que hace Carlos Lenkersdorf en sus estudios sobre la lengua tojolabal y su sentido extralingüístico.

Los tojolabales, uno de los varios grupos étnicos que son las culturas vivas de Chiapas, le ofrecen al investigador un contrapunto civilizatorio: una cultura fundada en la intersubjetividad, es decir, en una manera de considerar el mundo, los objetos y las personas, radicalmente distinta a la que domina en la racionalidad capitalista moderna. Bajo el presupuesto de que las lenguas son puertas de entrada a las cosmovisiones humanas, el mismo acercamiento de Lenkersdorf al estudio analítico de la lengua tojolabal pone en acción el presupuesto intersubjetivo. Más allá del estudio morfológico y formal de la lengua que la describe y clasifica, imponiéndole nuestro modelo, el trabajo de Los Hombres Verdaderos1 indaga sobre los sentidos vivenciales de la expresión lingüística, para encontrarlos en los fundamentos cosmogónicos que nutren una forma singular de habitar el mundo. La idea de que al nombrar, construimos un determinado tiempo y espacio, va tomando cuerpo en la descripción de los principios del mundo tojolabal contemporáneo2, y esto a su vez se va develando como el sustrato ético y cultural del neozapatismo indígena.

Diversas corrientes de pensamiento y movimientos sociales confluyen hoy en la crítica a los "centrismos" operantes en la racionalidad dominante : el etno, el andro, el falo y el logocentrismo. Ciertas propuestas feministas, por ejemplo, desarrollan la idea de generar conocimientos situados que desarticule los centralismos de un conocimiento abstracto y universal. Donna J. Haraway critica la ciencia moderna desde la comprensión de sus prácticas de visualización. ¿Cómo ver, desde donde, quién o cómo se logra tener más de un punto de vista? Por supuesto, nos dice, se ve distinto desde el punto de vista del subyugado. Sin mistificarlo, habría que integrar su perspectiva en la generación del conocimiento.3

La contribución de Lenkersdorf tiene mucho que ver con el intento de acceder a los puntos de vista de los subordinados desde la lingüística, conocer la visión del otro, como vía que posibilite la representación de "un mundo donde quepan muchos mundos". A través de múltiples ejemplos referidos a la construcción morfológica y sintáctica del tojolabal, Lenkersdorf despliega su teoría sobre la intersubjetividad, es decir, el hecho sorprendente de que en tojolabal nada ni nadie puede ocupar, lingüísticamente, el lugar de objeto. Paralelamente, nos va introduciendo en otra lógica de razonamiento y convivencialidad, el de la cultura indígena tojolabal, su comunitarismo, a partir del cual se define de manera distinta al individuo. Plantea con ello la necesidad de que la ciencia nos acerque a la comprensión de la diferencia, de los diferentes. Esta propuesta es en sí misma una actitud dialógica, es decir, un ponerse a conversar con esa otra manera de nombrar el mundo y de habitarlo.

Lenkersdorf descubre en el tojolabal que "las acciones no se conciben de manera piramidal entre sujetos actores y objetos receptores, sino que, en cuanto acontecimientos, eslabonan diferentes tipos de sujetos, no diferenciados jerárquicamente".4

Y también que:

Los hablantes del español y del tojolabal aluden al mismo hecho pero no pueden nombrarlo de la misma manera [...] más bien, no lo ven de la misma manera [...] no ven la misma cosa en el mismo hecho [...] Éste se refiere, sin duda alguna, a la relación entre varias personas. Esta relación se percibe en español como aquella de un sujeto-actor frente a objetos que reciben la acción del sujeto. En tojolabal [...] la relación es la de varios sujetos actores cuya participación se requiere para que el hecho ocurra5



La unidireccionalidad de las lenguas indoeuropeas entre los sujetos y los no sujetos muestra una acción no comunicativa, contrapuesta a lo que en el contexto tojolabal ocurre como comunicación bidireccional. Los tojolabales no pueden percibir la comunicación ni hablar de ella a no ser que sea dialógica, donde participan sujetos diferentes interrelacionados, así como complementariedades entre iguales. Mientras que el español funciona con una estructura piramidal vertical y unidireccional, el tojolabal funciona con una estructura horizontal, participativa y bidireccional. La investigación de Lenkersdorf es multidimensional6 y no se detiene en la frontera de la lingüística como disciplina. Se pregunta sobre cómo lo que observa en la lengua conecta con las prácticas y vivencias de los hablantes.

***

Cada universo es un sistema de comunicaciones entre un centro y un calendario. Qué si no son las intuiciones y las categorías kantianas? Por supuesto, hay una estrecha relación entre los gestos y los paisajes mentales. No se puede imaginar un mundo que no esté construido con las palabras y los procedimientos lógicos de la lengua conocida y cada idioma guarda un particular escenario de posibilidades. Allí queda también la originalidad del levantamiento indígena de 1994.

Piero Gorza7



La segunda parte del libro explora la intersubjetividad en las relaciones que los tojolabales establecen entre sí y con el mundo ; con los objetos y con la naturaleza. A partir de ejemplos paradigmáticos de los usos y concepciones tojolabales, el autor nos adentra en su condición vivencial comunitaria y sagrada, que difiere y en muchos puntos se contrapone a la occidental urbana.

El fundamento de la vivencia comunitaria y la base de la intersubjetividad tojolabal está en el hecho de que "todos tenemos corazón". Todos somos sujetos. Lajan, lajan `aytik, que significa "estamos parejos". Lenkersdorf considera que esto es una forma expresiva de la intersubjetividad.

Su contexto es que los unos la dicen a los otros. Con estas palabras confirman lo que todos saben y viven. Es decir, el contexto habla de la comunidad en cuanto lugar que exige y justifica la afirmación. Las palabras mismas, además, indican la igualdad (lajan lajan) y el estamos nosotros (`aytik). Formamos, pues, un conjunto, una comunidad de iguales. Estos son los elementos de la afirmación. Dos son explícitos (lajan y `aytik) y el otro, señalado por el contexto: la comunidad... aquí no se trata de la estructura de una expresión sino del significado de las palabras".8
¿Cómo existe la intersubjetividad en la estructura social tojolabal? ¿Qué tiene que ver con las formas políticas y discursivas del neozapatismo chiapaneco? La idea de vivirse como seres que forman parte de algo más grande, un "nosotros", una comunidad, está encerrada la respuesta. Ello implica que todos desempeñan un papel en lo que podríamos denominar "la familia cósmica". El todos somos sujetos implica una jerarquía de lugares y funciones dentro de un todo que nos define como sujetos. Ese todo es la comunidad. Esta comunidad vive (tiene corazón) gracias a la participación de todos y cada uno de los individuos que la componen. El "mandar obedeciendo" es la manera en que la comunidad se rige a sí misma. El anciano o presidente (ja ma `ay ya `tel, literalmente el que tiene su trabajo) lo es porque ayxa sk´ujol (está ya su corazón), y se distingue del mandaranum, cacique o mandón, porque representa el "sentir" de todos. "Mandar obedeciendo" presupone la existencia de la comunidad de consenso. Se trata de un "nosotros" que se tiene que generar en cada decisión. Un "nosotros" a partir del cuál se define la individualidad, la subjetividad y la libertad tojolabal.

Frente al concepto de individualismo y de libertad exacerbada que surge de la experiencia de las megalópolis y de la realidad tecnocientífica contemporáneas, la experiencia tojolabal encarnada en su singular contexto, centra su fuerza y vitalidad en la comunidad. La comunidad, el "nosotros", actúa como familia extensa integrando a todos sus miembros, pero también a los elementos extraños con que se relaciona, y que son incorporados al ordenamiento comunitario. Esta plasticidad se muestra, por ejemplo, en la incorporación del cristianismo a las formas tojolabales, haciendo que "el Hijo único de Dios" sea a la vez jtatik jesus, (nuestro padre Jesús) uno más entre otros jnan y jtatik, (madres y padres nuestros). Santos, vírgenes y dios se son integrados a una pluralidad de papás y mamás, relacionados parentela tanto con la familia carnal como con los habitantes cósmicos: el sol y la tierra. Familia extensa que incorpora el universo, y genera la vivencia (estructurada en el lenguaje) de una comunidad cósmica.

Es central la relación intersubjetiva con la naturaleza. Ahí también hay una jerarquía. Nuestra Madre Tierra, la que nos carga y nos da sustento, ocupa el lugar principal en "la multitud de cosas que llenan la naturaleza y que están incluidas en el nosotros del cual se afirma lajan lajan `aytik".9 Esta relación sagrada con la tierra amplia su circuito profano de significaciones al convertirse en una de las demandas centrales del neozapatismo insurgente. En palabras del Comandante David:

Es necesaria la tierra. Es necesario que quienes la trabajan tengan suficiente. Desgraciadamente no es así. Hoy los que históricamente son productores y creadores de la alimentación del pueblo no tienen la posibilidad de tener en sus manos ese medio tan importante. Es esto uno de los problemas más graves y fundamentales en todos los pueblos indígenas. Porque los que se dicen caciques, finqueros, ganaderos, terratenientes, han acaparado las tierras. Las tienen en sus manos para sus ganados. No para que el pueblo coma sino para otros intereses. Ellos entienden diferente que nosotros los pueblos indígenas. La tierra para nosotros es la que nos da de comer, la que nos da todo. Nos da la vida, por eso la consideramos nuestra Madre. Pero el finquero, pero el ganadero, pero el terrateniente, entienden la tierra como objeto, como algo que le da riqueza nada más. Satisface su ambición de dinero, su ambición de poder. El ganadero, el finquero, el terrateniente, junto con el gobierno, así lo entiende..." 10

Efectivamente, se trata de un problema de entendimiento, vinculado a los contenidos que le dan sentido al poder. En la cosmovisión occidental, no existe el centro (la comunidad). Se vive en el descentramiento comunitario que coloca al individuo como nuevo centro. Pero un individuo formado como ambición de dinero. Es en este punto donde una cultura por fuerza interpela a la otra en sus fundamentos básicos. Pero lo singular del moderno movimiento político indígena, es que convierte la interpelación cultural en un plus: hace converger una visión atávica (continuamente historizada) sobre la naturaleza y el cosmos, con la visión "pospolítica" (en el sentido de que no corresponde a las formas políticas tradicionales) de inviabilidad de un mundo atomizado, fragmentado y en proceso de autodestrucción, es decir, con la necesidad contemporánea de encontrar nuevo fundamento ético a la política, que tiene que ver con el problema del medio ambiente, del desarrollo y de un futuro posible para una "vida digna para todos". Es en este punto donde dos mundos se tocan y pueden reconocer el terreno de una racionalidad común a desarrollar: la que nos habla de conservar la vida de todos, de preservar la naturaleza, de construir la humanidad.

***

...En este siglo en que el hombre se encarniza en la destrucción de innumerables formas vivientes, después de tantas sociedades cuya riqueza y diversidad constituían desde tiempo inmemorial lo más claro de su patrimonio, jamás sin duda ha sido tan necesario decir, como lo hacen los mitos, que un humanismo bien ordenado no comienza por uno mismo sino que coloca el mundo antes que la vida, la vida antes que el hombre, el respeto de los demás antes que el amor propio; y que incluso una permanencia de uno o dos millones de años sobre esta tierra, en vista de que de todas maneras tendrá fin, no podría servir de excusa a ninguna especie, así fuese la nuestra, para apropiársela como una cosa y conducirse hacia ella sin pudor ni descripción

Levi-Strauss, Mitológicas III, El origen de las maneras de mesa. Siglo XXI Editores.

El trabajo de Lenkersdorf nos adentra en la dimensión cosmogónica que nutre al neozapatismo, uno de los movimientos sociales contemporáneos más potentes, entre otras cosas, por su novedad discursiva y su capacidad enunciativa. Alejándose de las imágenes que construyen lo indígena como permanencia fijada en el tiempo, el análisis de Los Hombres Verdaderos nos muestra a los tojolabales contemporáneos como agentes de su propia historia, reinterpretando su condición actual a través de su cosmovisión e interactuando con el mundo, historizando el "lugar antropológico" donde generalmente los ubicamos. Nos muestra también los puntos irreconciliables entre maneras diversas de entender el mundo.

El horizonte el neozapatismo y su capacidad de enunciación trasciende los planteamientos evidentes sobre la explotación y la pobreza, entre otras cosas, porque ha encontrado nuevos núcleos de sentido para los más y los menos marginados modernos : una vida digna, ¡ya basta! para todos todo, mandar obedeciendo, y la idea de un mundo donde quepan muchos mundos, son enunciados polisémicos que nos incluyen a todos, conformando una plataforma de compleja interacción entre derechos ciudadanos modernos y antiguas concepciones del mundo, corazón que puede revitalizar a occidente guiándolo por una modernidad distinta, una que ponga coto a la idea-fuerza de progreso a toda costa, de univocidad y homogeneidad del "desarrollo", imponiendo límites racionales (en términos humanos) a la razón instrumental. Una plataforma no inocente en su oposición a la desacralización del mundo, a su destrucción por la explotación ilimitada de sus recursos, al desarrollo de la ciencia como tecnología de guerra, a la pervivencia de las diferencias -de raza, etnia, sexo- como discriminación.

Núcleos de sentido que agrupan movimientos articulados en torno a diferentes ejes: género, clase, raza, preferencia sexual, defensa ecológica, convicción científica, ideológica y religiosa, participación ciudadana, y otros más, que resisten a través de acciones y teorías. En el centro de estas resistencias específicas se encuentra la certeza compartida de que la vida humana puede ser más humana para todos.

El corolario de Los Hombres Verdaderos sería la necesidad de occidente de aprender de otras maneras de ver el mundo y construir el habitar. Ahí donde la visión dominante, (dominada por la lógica del calor que se valoriza), sólo ve premodernidad, territorio por explotar, atraso y mano de obra barata, descubrir las formas de relacionalidad social que conllevan otra lógica, la que privilegia el valor de uso frente al valor de cambio (la Madre Tierra frente al negocio de la tierra), lógica que nos vuelve a todos sujetos. Encontrar los referentes de otro metabolismo social, de otras definiciones de la individualidad humana, más responsables con un "todo" bio-cosmico-social. Reordenar el humanismo, en palabras de Levi-Strauss.

Ampliar nuestro mundo defendiendo el derecho a la existencia de otros mundos implica modificar rasgos sustanciales de nuestra propia cultura. No sólo relativizarla, tomar distancia crítica ante ella, sino también, por ejemplo, preguntarse acerca de las formas del conocimiento humano. De alguna manera, se trata de construir un conjunto heurístico que nos permita conocer sin evadir la responsabilidad del conocimiento en el estado actual de las cosas del mundo, planteándose como problema el de generar nociones que desestructuren paradigmas cognitivos dominantes al abrir espacios para experiencias vivenciales diversas, la de los muchos mundos que habitan el mundo, y que hoy, queremos, resignifiquen la humanidad. *
Siglo XXI, México, 1996. Carlos Lenkersdorf es un estudioso de la cultura tojolabal. Su formación en filosofía, lingüistica y otras disciplinas humanísticas le han servido para contribuir en la ambiciosa tarea de traducir un mundo a otro. Las notas que siguen son motivadas por la lectura de su trabajo premiado en 1994 por la Fundación Lya y Luis Cardoza y Aragón, más una serie de ensayos publicados en diversas revistas especializadas.



1
Dice Lenkersdorf que sobre el sentido y la temporalidad de "lo verdadero", tojol, sería el momento en que se cumple con la vocación. Lo tojol de una tortilla sería cuando está en su punto. No todas lo están y ninguna lo está todo el tiempo. Lo verdadero es un reto y no una propiedad o atribución (de raza, sexo, etc.). Los que perciban el reto y se comporten en consecuencia van por el camino de los tojol.



2
El libro de Los hombres verdaderos plantea cuatro hipótesis básicas y didácticas para introducirnos a la perspectiva arriba señalada: 1) a través de la lengua nombramos la realidad; 2) nombramos la realidad según la percibimos; 3) al pertenecer a diferentes culturas y naciones, nuestra percepción de la realidad difiere; 4) nos relacionamos de diferente modo con la misma realidad.
En términos generales, las lenguas indoeuropeas han sido caracterizadas como lenguas acusativas (para las cuales Lenkersdorf propondrá más bien lenguas estructuradas como sujeto-objeto), y las que no corresponden exactamente a esta estructura, han sido denominadas ergativas (Lenkersdorf propondrá intersubjetivas). Con ello, sostiene el autor, es posible ser más fieles al espíritu de las lenguas. Presente en esta intención está también el deseo de "traducir" de una manera diferente, entendiendo que en el cómo se dice hay gran parte del contenido de lo dicho. La propuesta es pues analizar a fondo las implicaciones presentes en la forma singular de construir el lenguaje.



3
Para avanzar en una perspectiva situada, propone la heteroglosia frente al lenguaje común; la desconstrucción frente al nuevo sistema; el posicionamiento opositivo frente a la teoría unificada de campos; las relaciones interconectadas frente a la teoría del amo. Donna J. Haraway, "Conocimientos situados : la cuestión científica en el feminismo y el privilegio de la perspectiva parcial", en Ciencia, cyborgs y mujeres, la reinvención de la naturaleza, Editorial Cátedra, 1995, p. 313-345



4
Carlos Lenkersdorf, "Ergatividad o intersubjetividad en Tojolabal", México, próximo a aparecer en Estudios y Cultura Maya, Revista del Centro de Estudios Mayas, n.21, Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM, 1995. p.12.



5
Carlos Lenkersdorf, Los Hombres Verdaderos..., cit., p.31.



6
Habría muchas otras dimensiones que explorar, por ejemplo, la de la inexistencia del verbo ser; la existencia de un "nosotros" inclusivo y otro exclusivo, forma que no tiene igual en los idiomas indoeuropeos ; o los significados de la inexistencia del género como él o ella, que en tojolabal es indiferenciadamente ye`n, cuestión analizada por Lenkersdorf en el texto "Del género y la perspectiva tojolabal", abril de 1994, por aparecer en el número 20 de la revista Estudios y Cultura Maya, CEM, UNAM. En este trabajo Lenkersdorf se refiere a las investigaciones feministas sobre el punto, apreciando que no sólo enfocan el tema del género sino que lo hacen de manera nueva, interrogando los significantes socioculturales de las formas de la expresión. Este trabajo de Lenkersdorf nos introduce a formas complejas de construcción y adscripción al género presentes en el tojolabal, y muestra la necesidad de investigar su "correspondencia" o significancia en la vida práctica.



7
"El mito, las palabras y la muerte" en revista Intersticios, publicación semestral de la Escuela de Filosofía de la Universidad Intercontinental. Año 3/N. 5/1996, pags. 73-95



8
Carlos Lenkersdorf, Los hombres verdaderos..., cit. p.78.



9
Ibid., p.107.



10
Fragmento del mensaje del CCRI-EZLN al Foro Nacional por la Soberanía Alimentaria, 23 de agosto de 1996. Ojarasca en La Jornada, número 4,agosto 1997.




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