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Los hablantes del español y del tojolabal aluden al mismo hecho pero no pueden nombrarlo de la misma manera [...] más bien, no lo ven de la misma manera [...] no ven la misma cosa en el mismo hecho [...] Éste se refiere, sin duda alguna, a la relación entre varias personas. Esta relación se percibe en español como aquella de un sujeto-actor frente a objetos que reciben la acción del sujeto. En tojolabal [...] la relación es la de varios sujetos actores cuya participación se requiere para que el hecho ocurra5
Cada universo es un sistema de comunicaciones entre un centro y un calendario. Qué si no son las intuiciones y las categorías kantianas? Por supuesto, hay una estrecha relación entre los gestos y los paisajes mentales. No se puede imaginar un mundo que no esté construido con las palabras y los procedimientos lógicos de la lengua conocida y cada idioma guarda un particular escenario de posibilidades. Allí queda también la originalidad del levantamiento indígena de 1994.
Piero Gorza7
Su contexto es que los unos la dicen a los otros. Con estas palabras confirman lo que todos saben y viven. Es decir, el contexto habla de la comunidad en cuanto lugar que exige y justifica la afirmación. Las palabras mismas, además, indican la igualdad (lajan lajan) y el estamos nosotros (`aytik). Formamos, pues, un conjunto, una comunidad de iguales. Estos son los elementos de la afirmación. Dos son explícitos (lajan y `aytik) y el otro, señalado por el contexto: la comunidad... aquí no se trata de la estructura de una expresión sino del significado de las palabras".8¿Cómo existe la intersubjetividad en la estructura social tojolabal? ¿Qué tiene que ver con las formas políticas y discursivas del neozapatismo chiapaneco? La idea de vivirse como seres que forman parte de algo más grande, un "nosotros", una comunidad, está encerrada la respuesta. Ello implica que todos desempeñan un papel en lo que podríamos denominar "la familia cósmica". El todos somos sujetos implica una jerarquía de lugares y funciones dentro de un todo que nos define como sujetos. Ese todo es la comunidad. Esta comunidad vive (tiene corazón) gracias a la participación de todos y cada uno de los individuos que la componen. El "mandar obedeciendo" es la manera en que la comunidad se rige a sí misma. El anciano o presidente (ja ma `ay ya `tel, literalmente el que tiene su trabajo) lo es porque ayxa sk´ujol (está ya su corazón), y se distingue del mandaranum, cacique o mandón, porque representa el "sentir" de todos. "Mandar obedeciendo" presupone la existencia de la comunidad de consenso. Se trata de un "nosotros" que se tiene que generar en cada decisión. Un "nosotros" a partir del cuál se define la individualidad, la subjetividad y la libertad tojolabal.
El trabajo de Lenkersdorf nos adentra en la dimensión cosmogónica que nutre al neozapatismo, uno de los movimientos sociales contemporáneos más potentes, entre otras cosas, por su novedad discursiva y su capacidad enunciativa. Alejándose de las imágenes que construyen lo indígena como permanencia fijada en el tiempo, el análisis de Los Hombres Verdaderos nos muestra a los tojolabales contemporáneos como agentes de su propia historia, reinterpretando su condición actual a través de su cosmovisión e interactuando con el mundo, historizando el "lugar antropológico" donde generalmente los ubicamos. Nos muestra también los puntos irreconciliables entre maneras diversas de entender el mundo....En este siglo en que el hombre se encarniza en la destrucción de innumerables formas vivientes, después de tantas sociedades cuya riqueza y diversidad constituían desde tiempo inmemorial lo más claro de su patrimonio, jamás sin duda ha sido tan necesario decir, como lo hacen los mitos, que un humanismo bien ordenado no comienza por uno mismo sino que coloca el mundo antes que la vida, la vida antes que el hombre, el respeto de los demás antes que el amor propio; y que incluso una permanencia de uno o dos millones de años sobre esta tierra, en vista de que de todas maneras tendrá fin, no podría servir de excusa a ninguna especie, así fuese la nuestra, para apropiársela como una cosa y conducirse hacia ella sin pudor ni descripción
Levi-Strauss, Mitológicas III, El origen de las maneras de mesa. Siglo XXI Editores.
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