SÉPTIMO ANIVERSARIO DEL
ALZAMIENTO ZAPATISTA.
Por mi voz habla la voz del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional.
Hermanos y hermanas indígenas mexicanos;
Hermanos y hermanas de México y el Mundo:
En este el año siete de la guerra contra el olvido,
repetimos lo que somos.
Somos viento, nosotros. No el pecho que nos sopla.
Somos palabra, nosotros. No los labios que nos hablan.
Somos paso, nosotros. No el pie que nos anda.
Somos latido, nosotros. No el corazón que lo pulsa.
Somos puente, nosotros. No los suelos que se unen.
Somos camino, nosotros. No el punto de llegada ni de partida.
Somos lugar, nosotros. No quien lo ocupa.
No existimos nosotros. Sólo somos.
Siete veces somos. Nosotros siete veces
Nosotros, el espejo repetido.
El reflejo, nosotros
La mano que apenas abre la ventana, nosotros
Nosotros, el mundo llamado a la puerta del mañana.
Hermanos y Hermanas:
Siete han sido los reflejos que el antiguo espejo ha
sacado en el segundo mil y el vigésimo cien que terminan.
En el primer reflejo fuimos viento de abajo,
despertar inesperado. De muy lejos en el tiempo, la memoria se hizo aliento de
fuego. Fiera la mirada y duro el paso, volvimos entonces los muertos de
siempre, pero ahora para arrancar un lugar en la vida. Con nosotros la montaña
puso así rodilla en tierra y sopló nuestra historia por las calles que habitó
el verdugo.
Con el reflejo segundo, labios fuimos para la
palabra y oído para el corazón del otro. Quieto quedó el fuego y el pecho
aprendió a conjugar ensanchando el nosotros. Hecha entonces escudo y espada, la
palabra así resistió y volvió inútil la traición.
Con el destello del tercer reflejo acuerdo hicimos
con el que mandaba para que los que somos color y sangre de la tierra, con
todos un lugar digno tuviéramos. El que mandaba no cumplió su palabra, pero
como quiera nosotros nos convertimos en puente para otros mundos. Aprendimos
así que la dignidad no es exclusiva de nación alguna y que la bondad tiene muchos
rostros y muchas lenguas habla.
Fue en el reflejo cuarto que quienes nos mandan y
sustentan tomaron el paso primero. Un mil ciento once veces miró nuestra mirada
a la soledad por fin derrotada. Sin embargo, la estupidez que mandaba con
sangre quiso tapar tanto mirar. "Acteal" se llama donde no se
cerrarán ya los ojos jamás.
El quinto reflejo fue de crecer la resistencia, de
hacerla escuela y lección que señalaba. Allá, del lado del que dijo que
mandaba, la guerra, la destrucción, la mentira, la intolerancia. Acá, la
callada dignidad, el silencio rebelde, el gobierno de los propios.
El reflejo sexto caminó mucho, cinco veces mil, y a
todas las tierras de quienes llamamos hermanos. A ellos preguntamos, a ellos
escuchamos. Guardamos su palabra para que madurara y, a su tiempo, su tiempo
encontrara.
Vino por fin el séptimo y con él cayó lo que ya
tambaleante estaba.Vino el otro con muchos rostros y sin cara, con nombre e
innominado, y anónimo completo, no el final, pero sí una escala. Quien nunca
imagino que sería posible nada sin su tutela, solo se vio y cayó sin que nadie
lo lamentara.
Completado el séptimo espejo, los primeros más
antiguos nos hablaron en la boca de nuestros últimos muertos. Nos hablaron y
nos dijeron que en el siete era el momento para llegarse a la tierra que se
crece hacia arriba. Donde tiene su palacio el señor de mucha lengua y oído
poco. Donde vive la razón que puede guiar la buena ley. Donde el otro diferente
es nuestro igual. Donde luchar es el pan y la sal de cada día.
¿Cómo podrá presentarse este gobierno a los ojos del
mundo mientras esta absurda y cruel situación se mantenga? ¿Cómo podrán hablar
de "cambio" de "democracia", de "justicia", si
mantienen a sus tropas como ejército de ocupación? El Ejército Federal debe
salir de Guadalupe Tepeyac no porque sea uno de los requisitos para la
reanudación del diálogo, sino porque nadie puede hablar de paz mientras
continúa con las acciones guerreristas que se iniciaron en el anterior
gobierno.
Faltan también los cuarteles militares de Roberto
Barrios, La Garrucha, Cuxulja, Jolnachoj y río Euseba. En Roberto Barrios el
ejército no sólo tiene un cuartel. También mantiene día y noche un retén que
inhibe el movimiento de los indígenas de la zona, contradiciendo así las
declaraciones del señor Fox y la propaganda gubernamental que hablan de que se
han suspendido los retenes. La posición militar de Roberto Barrios tiene, al
igual que las de La Garrucha, Cuxuljá, Jolnachoj y río Euseba la única
intención de amenazar los centros culturales zapatistas que se encuentran cerca
de esos lugares. No tienen ningún valor militar táctico, estrátegico,
propagandístico, social o económico. Su sola función es intimidar. Y eso, como
se ha visto, ha sido un fracaso.
Falta la liberación de todos los zapatistas presos.
En Chiapas, Tabasco y Querétaro hay personas que no tienen más delito que el de
simpatizar con nuestra causa. No puede haber diálogo si para la justicia
gubernamental los zapatistas somos delincuentes. Su liberación es parte
fundamental del diálogo.
Falta el reconocimiento constitucional de los
derechos y la cultura indígena. La llamada iniciativa de ley Cocopa no es
producto de un capricho zapatista. Fue elaborada por senadores y diputados de
los cuatro principales partidos políticos con registro: PRI, PAN, PRD y PT.
Esta ley recoge en lo fundamental lo acordado en San Andrés, en cuya mesa
dialogaron no sólo gobierno federal y EZLN, sino también representantes
indígenas de todas las etnias del país, científicos, investigadores, humanistas
y expertos en derecho.
Para el diálogo y la paz, en este séptimo
aniversario del alzamiento zapatista llamamos a todos los hombres y mujeres
honestos de México y del mundo para que, junto con nosotros, exijamos al señor
Vicente Fox que retire al Ejército de Guadalupe Tepeyac y puedan así volver a
sus casas los indígenas que llevan casi seis años viviendo en el exilio;
Para demandarle que retire definitivamente los
cuarteles militares que amenazan los centros culturales indígenas zapatistas en
La Realidad, La Garrucha, Roberto Barrios, Moisés Gandhi y Oventik;
Para lograr que sean liberados todos los presos
zapatistas que se encuentran en las cárceles de Querétaro, Tabasco y Chiapas.
Su libertad será un acto de elemental justicia a nuestros muertos.
Y ya muchos tiempos antes de este 7, escrito quedó:
"Id y ved un
nopal salvaje: y allí tranquila veréis un águila que está enhiesta. Allí come,
allí se peina las plumas.
Y con eso quedará contento vuestro corazón:
¡Allí está el corazón del Cópil que tú fuiste a arrojar,
allá donde el agua hace giros y más giros!
Pero allí donde vino a caer, y habéis visto entre los
peñascos, en aquella cueva entre cañas y juncos,
del corazón de Cópil ha brotado ese nopal salvaje.
Y allí estaremos:
Allí esperaremos y daremos el encuentro a toda clase de gente"
(Tomado de la poesía náhuatl Fundación de México en 1325)
Hermanos y hermanas:
Hoy se cumplen siete años de la guerra contra el
olvido. Hoy, quien manda dice que quiere la paz. Lo mismo dijo quien lo
antecedió y no hizo sino tratar de destruir a quienes lo desafiaban sólo
viviendo.
Por eso hoy queremos recordar a todos, y a quien es
gobierno, que hay muchas injusticias pendientes de remediar.
Como parte de las señales que demandamos para el
diálogo, hemos demandado el retiro y cierre de siete posiciones militares. Cada
una de ellas significa una afrenta al deseo de paz de la inmensa mayoría de los
mexicanos y de centenas de miles de personas de otros países. El retiro del
cuartel militar de la comunidad de Amador Hernández fue una buena señal y un
primer paso hacia la mesa del diálogo, pero faltan todavía seis posiciones.
Falta Guadalupe Tepeyac. El 10 de febrero de 1995
los habitantes de esta comunidad fueron despojados de todo lo que te- nían por
tropas del Ejército Federal. Prefiriendo el exilio a servirle a las tropas de
ocupación, los pobladores de Guadalupe Tepeyac se fueron a la montaña y en ella
viven ahora. Durante 2 mil 149 días, estos indígenas tojolabales se han visto
obligados a vivir y morir lejos de su suelo. Producto de la traición
zedillista, esta injusticia continúa hoy bajo el régimen del señor Fox.
Para el diálogo y la paz, en este sép´timo
aniversario de la guerra contra el olvido invitamos a todos para que nos
acompañen a la ciudad de México, sede del Poder Legislativo federal, y
convenzamos juntos a los diputados y senadores de la justicia que significa el
reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas.
Hermanos y Hermanas:
Durante muchos años, quienes gobierno tomaron y de él
se sirvieron, trataron de destruir la sangre primera de estas tierras. Viendo
que como quiera abundaba la semilla más primera, se cansaron de pelearnos con
sus muertes más terribles, y entonces los grandes señores quisieron matarnos
con olvido.
Pero los indígenas resistimos.
Resistimos a la muerte que mata matando.
Resistimos a la muerte que mata olvidando
Resistimos a la muerte
Vivimos.
Aquí estamos
Así está mandado por nuestro más primeros:
Que en el 7 se abra nuestro latido.
Que eco se haga
Y puente
Y camino
Y lugar
Y casa
Para que viva el corazón primero de esta Patria,
Para que nunca más el silencio sea cómplice del
crimen,
Para que la palabra no se pierda entre el ruido,
Para que la soledad sea derrotada y no haya
fronteras para la esperanza,
Para que los pies de todos tengan el paso digno,
Para que nadie quede sin un lugar para sembrar la
memoria,
Para que todos puedan entrar y salir, y las paredes
no sean cárcel, sino cobijo,
Para que este país llamado México nunca vuelva a olvidar
a quienes por ellos y con ellos es,
Para que quien antes estuvo fuera y perseguido,
dentro se esté y con todos, siendo lo que es, pero con todos,
Para que nunca más sea necesario un primero de enero
que despierte y devuelva la memoria,
Para que los indígenas mexicanos sean indígenas y
sean mexicanos.
Así está mandado por nuestros más primeros. Es ya el
7. El tiempo marca ya el tiempo de los más pequeños.
El tiempo de los indígenas de México.
Hermanos y Hermanas:
Nosotros somos los zapatistas.
No vencemos. Convencemos nosotros.
No somos servidos. Servimos nosotros.
No somos muro. Puente somos.
No somos quien dicta las medidas, somos los más
pequeños nosotros.
Hermanos y Hermanas:
El 7 se ha cumplido. Este año nuestro paso se
ensancha. Como hace siete años, pero con palabra en vez de fuego, llega otra
vez la hora de los indígenas mexicanos. Desde ellos, con ellos y por ellos, hoy
volvemos a levantar la bandera de los derechos y la cultura indígenas. Seguiremos
luchando por que México nunca más camine en la desmemoria. Por que la Patria no
vuelva a ser sinónimo de exclusión. Por que el mañana nos encuentre juntos a
todos los diferentes.
¡QUE VIVAN LOS INDÍGENAS MEXICANOS!
¡QUE VIVAN LOS EXCLUIDOS DE TODO EL MUNDO!
¡QUE VIVA EL EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL!
¡QUE VIVAN SIEMPRE NUESTROS MUERTOS!
¡DEMOCRACIA! ¡LIBERTAD! ¡JUSTICIA!
Desde
las montañas del Sureste Mexicano.
Por el Comité Clandestino
Revolucionario Indígena-
Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Comandante David.