De muchas formas nos hacen la guerra. En veces con bala, en veces con engaño, en veces con pobrezas, en veces con cárceles. Siempre con olvidos.

La memoria es un delito hoy. Nosotros somos memoria. Somos indígenas. Somos delincuentes. Nuestra sangre llena cárceles y cementerios. Esta es la sentencia: prisión y tumba para la memoria.

Si sufrimos injusticias y arbitrariedades y protestamos, somos reprimidos. Si exigimos nuestros derechos, somos reprimidos. Si hablamos, somos reprimidos. Si nos organizamos, somos reprimidos. Si resistimos, somos reprimidos. Siempre es la represión la respuesta que recibimos. Nunca recibimos el oído atento, la palabra sincera, la generosidad hermana. Siempre la amenaza, la cárcel, la muerte.

Quien para el poder vale en nuestras tierras no somos nosotros, sino los recursos que hay en ella. Así el árbol se hace muerte para hacerse madera y la madera se hace dinero y el dinero bonanza para el poderoso, desgracia para nosotros.

Nos reunió el dolor y la esperanza.

El dolor y la esperanza nos hará caminar de nuevo, como ayer, como siempre.

Pero ahora no vamos solos.

Ni solos de nosotros.

Ni solos de los otros.

Si el dolor nos unió, si nos une la esperanza, nada tendrá sentido si no nos une el mañana.

CCRI-CG del EZLN. Nurío. 4 de marzo. Subcomandante Insurgente Marcos