La lucha de los
pobres no se pisotea ni se pueden eximir empeños, porque es vida y esperanza.
... el dolor que padecemos en nuestra vida cotidiana se ha
convertido en furia.
Nosotros no
descansaremos, ni nos aburre insistir el llamado de fortalecer nuestra
convicción de seguir luchando juntos hasta ver la justicia que merecemos todos.