Chiapas
1


Ana Esther Ceceña y Andrés Barreda[1]
Chiapas y sus recursos estratégicos

Presentación

Catherine Héau-Lambert y Enrique Rajchenberg,
1914-1994: Dos convenciones en la historia contemporánea de México

Armando Bartra,
Origen y claves del sistema finquero del Soconusco

Ana Esther Ceceña y Andrés Barreda,
Chiapas y sus recursos estratégicos

Juan González Esponda y Elizabeth Pólito Barrios,
Notas para comprender el origen de la rebelión zapatista


PARA EL ARCHIVO

Antonio García de León,
La vuelta de Katún (Chiapas: a veinte años del Primer Congreso Indígena)

Ana Esther Ceceña, José Zaragoza, Equipo Chiapas,
Cronología del conflicto, 1º de enero - 1º de diciembre de 1994

Los desafíos de la CND. Propuestas de la presidencia colectiva a la Segunda Sesión de la Convención Nacional Democrática

Violeta Núñez Rodríguez,
Convención Nacional Estudiantil


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El levantamiento armado que recibió el año 1994, justo en el momento de puesta en vigor del Tratado de Libre Comercio, despertó a este mundo posmoderno a su agresiva y lacerante realidad. El EZLN rompió la coraza de la realidad virtual en la que la tecnocracia y la desesperanza nos mantenían envueltos para volver a vivir e involucrarnos con nuestra tierra, con nuestra gente, con nuestro sentido.

Más sorprendente todavía fue descubrir una oposición a la política de entrega al gran capital, surgida de uno de los rincones más olvidados y miserables de nuestro país, que se creía el más alejado de la modernidad capitalista. El movimiento del EZLN ha mostrado cómo esta miseria es la cara oculta y vergonzosa de esa modernidad, que tan virtuosa aparece en los discursos oficiales. La miseria del pueblo de Chiapas es una de las maravillas que trae aparejada la globalización, e inherente a las nuevas modalidades de acumulación mundial de la riqueza. Los conflictos económicos y políticos locales no son sino la manera más clara en que los capitales internacionales, nacionales y regionales manifiestan sus contradicciones de clase. Las enormes y estratégicas riquezas de Chiapas lo han colocado en el ojo del huracán y, en esa medida, son la imagen nacional de la tan ansiada integración norteamericana. El TLC, y la propuesta de modernización que conlleva, comprende la exacerbación de la miseria y la desprotección de los recursos productivos, aun si se usan para precarizar nuestras condiciones de existencia.

Los últimos treinta años han estado caracterizados por un espectacular boom tecnológico que modificó sustancialmente las premisas técnicas de los procesos de trabajo, de organización y vinculación, y que transformó correlativamente la capacidad de universalización de todos los momentos de la producción capitalista, así como el perfil de sus actores. Estas profundas transformaciones técnicas que dieron lugar a la crisis contemporánea reestructuraron las condiciones generales de valorización del capital, lo que supone simultáneamente nuevas condiciones en la relación entre las clases y en el interior de cada una de ellas.

En los últimos veinte años, aproximadamente, hemos visto aparecer nuevos procesos de apropiación de la naturaleza, nuevos modos de emprender los antiguos, nuevos campos de valorización del capital junto con la desaparición de muchas empresas artesanales, medianas, obsoletas, de productos en desuso, etc. El cambio en el patrón tecnológico introducido con la electroinformática[2] permitió un salto en el proceso de concentración y centralización capitalistas, redefiniendo el espectro y jerarquías internas de la burguesía y su despliegue mundial. Asimismo, la fuerza de trabajo se vio confrontada con procesos de trabajo modificados o completamente nuevos que requirieron de fuertes ajustes cuantitativos y cualitativos. El espectro proletario se abre hacia actividades aparentemente externas a los campos de valorización directos del capital[3] o hacia otras completamente nuevas, y se ajusta, se cierra o se redefine en el resto.

Todas estas maniobras han provocado una profunda reestructuración capitalista en todos los niveles de su ordenamiento social, pero articulados en torno a su núcleo estratégico de determinación[4], que corresponde, a nuestro entender, a los elementos esenciales para la reproducción global e histórica del modo de producción de la sociedad capitalista.

En un primer nivel de abstracción, el más general dentro de los límites específicos de este modo de producción, estos elementos esenciales y por tanto estratégicos son la fuerza de trabajo y los medios de producción, sin los cuales cualquier proceso de valorización es impensable. En un segundo nivel, particularizando sobre las condiciones materiales que hacen posible la reproducción social general, se encuentran como elementos básicos de definición los que caracterizan los tres momentos del proceso de reproducción material propiamente dicho que son los medios de transformación (y dentro de ellos los definitorios del patrón tecnológico), los de motricidad (básicamente los energéticos) y los de desplazamiento y comunicación (telecomunicaciones, vías de transporte privilegiadas, etc.) Sin embargo, aun con estas delimitaciones que nos acercan a los elementos que conforman el núcleo estratégico de la reproducción capitalista y que, en su carácter concreto, están sujetos a su historicidad, es necesario introducir un matiz: dentro de este conjunto y en cada una de sus partes el desarrollo histórico del capital dependerá del de sus sectores de vanguardia. Así, dentro de la tecnología de punta es necesario valorar con mucho cuidado no sólo la que rige, organiza y articula la producción contemporánea sino el desarrollo de la que puede presentarse como la tecnología del futuro. Este sería el caso de la relación entre la electroinformática y la ingeniería genética, por ejemplo.

Es un lugar común hablar de la economía mundial como un todo estructurado, y si esto ya era una realidad en el pasado, lo es mucho más a partir de la introducción de la electroinformática que ha potenciado enormemente la movilidad del capital mediante la digitalización. Y bien, en este mundo único e indivisible construido por el capital es necesario reestablecer las jerarquías de dominación, la distribución del espacio y los recursos, y la adecuación, sumisión y ajuste de la fuerza de trabajo a las nuevas condiciones técnicas y nuevas necesidades creadas por el capital.

Chiapas constituye un espacio privilegiado en este sentido. Contiene recursos naturales fundamentales para el patrón tecnológico hoy dominante, pero también los que contribuirán a conformar el que se considera su posible sustituto o su futura vanguardia. Además, su ubicación geográfica le concede una importancia geoestratégica de primera línea[5]. Evidentemente los recursos productivos de Chiapas son más variados, y algunos de ellos son, por su importancia regional, los que aparecen en primera línea en el conflicto actual. Sin embargo, a pesar de la imbricación entre todos los procesos de explotación implícitos en esta rica y variada ofrenda de la naturaleza que es Chiapas, entre los que se encuentra también la agricultura de exportación y la ganadería, aquellos que se presentan como centrales son el petróleo, el agua y la reserva biótica.

Cuanto más resalta la gran riqueza natural de Chiapas más agrede la miseria de su población, que es la otra cara de sus aportaciones a la reproducción mundial del capital. Esta miseria es creada a través del mismo proceso que ha desarrollado el conocimiento de la naturaleza y las capacidades de producción que propician la valoración de los recursos bióticos de la región. La reestructuración capitalista que ha permitido la expansión de estos capitales tecnológicamente tan adelantados es la que produce exceso de población en el mundo, la que exige menores costos de fuerza de trabajo y una disponibilidad más elástica de la misma. Contradictoriamente, este territorio tan rico es también el más pobre, seguramente de los más pobres del mundo, y su miseria contribuye a fijar los nuevos límites, cuantitativos y cualitativos del ejército proletario mundial, en activo y de reserva, a determinar los bajos niveles salariales, a presionar hacia una movilidad creciente de los migrantes internacionales, fundamentalmente de los ilegales y a absorber a la población supuestamente sobrante.

No obstante, los trabajadores chiapanecos no concuerdan con la selección efectuada por el capital de los individuos sobrantes y toca, con ello, uno de los límites históricos del desarrollo capitalista. En todo caso, el levantamiento en Chiapas muestra que no existe la fatalidad histórica, porque ésta es construida por los sujetos activos y ofrece una alternativa al problema de sobrepoblación. Si hay sobrepoblación en el capitalismo, ¿de qué lado se efectuará el recorte?

Hasta ahora se han destacado preferentemente las problemáticas políticas que el conflicto social iniciado en Chiapas ha puesto en entredicho, pero poco se ha trabajado sobre las condiciones económicas que subyacen y que hacen de Chiapas un espacio de cruzamiento entre los procesos de acumulación internacional y regional del capital, así como de la nueva conformación mundial del ejército industrial y rural de reserva. En este ensayo presentamos un primer balance general de la riqueza material de la que dispone Chiapas, sea que se encuentre en explotación o en perspectiva y de la especificidad de su fuerza de trabajo y de las relaciones de producción en las que se encuentra inserta.

  1. La riqueza material de Chiapas y sus recursos estratégicos

    Chiapas posee materias primas indispensables para la producción y el consumo capitalista mundial, lo cual le confiere cierta importancia estratégica para el desarrollo de México y las potencias metropolitanas. Por tal motivo, la región se ha organizado desde fines del siglo XIX en torno a la explotación de tales riquezas (madera, caucho, chicle, café, tabaco, plátano, petróleo, ganado, etc), con base en diversos patrones de división técnica, territorial y social del trabajo, organizados en torno a la obtención de ganancias extraordinarias procedentes de la renta diferencial que arroja la depredación de sus privilegiadas condiciones naturales y de la superexplotación de su población básicamente indígena. De estos pivotes deriva el específico modo en que se impone a dicho territorio la moderna irracionalidad capitalista que exprime el trabajo indígena, genera superpoblación rural, depreda los recursos naturales y obliga a constantes movimientos migratorios de población. Por ello, sólo en áreas restringidas de Chiapas la obtención de la ganancia extraordinaria suele fundarse en el progreso técnico.

    Indudablemente, la presente organización capitalista del territorio chiapaneco también refleja de alguna manera las condiciones demográficas preexistentes a la implantación del capitalismo, así como necesidades específicas impuestas por la lógica nacional de la acumulación, como pueden ser la reproducción de la economía campesina de subsistencia y una complementaria acumulación originaria permanente. No obstante, un primordial impulso directo parecería provenir de necesidades de la acumulación mundial del capital (lo cual evidentemente también incluye dentro de sí a la "lógica nacional" del capital como un rodeo histórico). Para demostrar esta tesis nos atendremos en el presente ensayo a repasar los principales rubros que hacen de Chiapas un territorio de interés estratégico tanto para el capital nacional como mundial. Dichos renglones son los energéticos (petróleo e hidroelectricidad), el agua, ciertos alimentos (principalmente ganado bovino, plátano, café y maíz) y la biodiversidad, a lo cual hay que añadir un bien estratégico casi nunca considerado por los economistas como fuerza productiva esencial, pero que, a pesar de su aparente neutralidad, el capital no duda en manejarlo como una mercancía más. Nos referimos al territorio geográfico, que en el caso de Chiapas resulta particularmente relevante desde el punto de vista económico, geopolítico y militar. Además, el territorio chiapaneco también alberga en abundancia otro gran bien mexicano que, junto a los anteriores, conforma el acervo de mercancías estratégicas de exportación. Es decir, la fuerza de trabajo, empleada y desempleada, que no sólo produce plusvalor sino también contribuye a la baja general del salario.

  1. Territorio

    El análisis convencional de los elementos económico-estratégicos de una región suele contemplar al territorio como un recipiente pasivo de riquezas naturales, sin embargo aquí lo asumimos como punto de partida de nuestro análisis por cuanto constituye en verdad una riqueza estratégica usada y dominada por el capital nacional e internacional como fuerza económica, política y militar. Su consideración tiene importancia no sólo para la evaluación del poder del que disponen y los intereses que mueven los diversos capitales. La propia población, al momento en que logra organizarse política y/o militarmente dota de un nuevo sentido a sus territorios físicos, biológicos e históricos, aprovechando las ventajas y desventajas de su topografía, hidrografía, comunicación o incomunicación de las localidades, etc., así los espacios geográficos pueden convertirse hacia usos económicos inéditos. Veamos.

    Chiapas cuenta con la medida territorial de un país centroamericano medio que, en principio, le otorga la posibilidad material y la constante tentación histórica de una autonomía nacional. Posibilidad y tentación no sólo para los chiapanecos sino también para Guatemala, que por desgracia desde hace 40 años funciona, entre otras cosas, como la mejor puerta de entrada estratégica militar de estados unidos hacia las importantes reservas petroleras del sureste mexicano. Así también, de la consideración de las cualidades de posición (cercanía o lejanía de los centros de control, etc.) y silueta física de un territorio (posible vecindad con otros espacios geográficos) se deriva su potencialidad estratégica. Nos referimos con esto tanto a la inscripción de Chiapas dentro del área centroamericana, a su proximidad con Estados Unidos y el área geoestratégica del Caribe, como a su vecindad con Guatemala y la cuenca del pacífico, pero también a su primordial vecindad estratégica con Tabasco, y sólo secundariamente con Oaxaca y Veracruz.

    Ser el principal territorio de la frontera mexicana con Guatemala implica para el capitalismo chiapaneco y mexicano una serie de ventajas, pero también de vulnerabilidades económicas, políticas, militares y culturales. Entre las ventajas deben tenerse en cuenta no sólo la posibilidad de exportación hacia centroamérica (manufacturas, alimentos, energéticos, etc.) y la lucrativa intermediación en el contrabando de ganado, maderas finas y fauna salvaje centroamericana hacia Estados Unidos, sino también, por ejemplo, la importación de baratos trabajadores migrantes centroamericanos ya entrenados para el cultivo del café. Entre las vulnerabilidades más importantes debe de considerarse la copertenencia con Guatemala de cuencas petroleras, así como el nacimiento de importantes cuencas hidráulicas del estado (ríos Grijalva, Usumacinta y Suchiate) en los Cuchumatanes guatemaltecos. En el caso de la migración laboral se comparte, para desgracia del capital, la elevada politización y experiencia histórica del pueblo guatemalteco, además de la ancestral interconexión étnica entre los diversos grupos mayas de la región[6]. El café de exportación del Soconusco, otro bien económicamente estratégico para México, está expuesto simultáneamente a la ocasional transmisión de innovaciones técnicas y a la de enfermedades.

    Al ser uno de los once estados de la República que disponen de litorales en el Océano Pacífico, Chiapas tiene la posibilidad de articular su producción estratégica con el área más dinámica de la economía mundial. Si bien, hay que tener en cuenta que no se trata de una región que disponga de grandes vías de comunicación terrestre orientadas hacia el mar. La sierra madre del sur conforma un importante obstáculo orográfico que impide la orientación de su infraestructura hacia el mar. No obstante, se cuenta con un puerto de altura, Puerto Madero, el cual en la actualidad sirve fundamentalmente para la exportación del plátano cultivado en el Soconusco. Es evidente que los obstáculos topográficos no pueden tomarse como definitivos. Por ejemplo, la difícil orientación geográfica de la economía chiapaneca hacia el estado de Tabasco, que funge como un centro de gravedad hacia el cual se precipita parte de su riqueza, vence el impedimento que representa la sierra norte de Chiapas.

    Las cuencas de los ríos Mezcalapa (Grijalva) y Usumacinta contrarrestan el gigantesco obstáculo impuesto por la sierra. Al respecto hay que recordar cómo el último río fue la vía de comunicación fluvial que facilitó la deforestación de las selvas chiapanecas: escurrimiento de riquezas hacia Tabasco, que también se expresa en un viejo proverbio tabasqueño, originalmente referido a una vieja disputa histórica de fronteras. "la tierras de Chiapas están en Tabasco". Este proverbio refiere en la actualidad irónicamente el trágico deslave -fruto de la deforestación- de las fértiles tierras donde nacen los afluentes chiapanecos del Usumacinta, convirtiendo a la cuenca tabasqueña de este río en una de las regiones más fértiles del país. Por otro lado, sobre la ruta del río Mezcalapa se han construido tres gigantescas presas hidroeléctricas[7], de las cuales algunos de sus importantes tendidos eléctricos también transitan hacia el estado de Tabasco.

    Pero la más importante interconexión económica entre estas entidades se debe a la existencia de importantes cuencas petroleras en los municipios fronterizos del norte de Chiapas ubicadas en la llamada llanura costera del Golfo de México o de Tabasco. En función de tales explotaciones se han construido a lo largo de la frontera del estado numerosas carreteras secundarias, oleoductos, gasoductos, etc., que también contribuyen sustancialmente a la precipitación de la riqueza en dirección a esta frontera norte del estado. Por esa misma región -rodeando los laberínticos pantanos de la Chontalpa- atraviesa la única vía férrea que comunica a la península de Yucatán con el resto del país. Sobre semejante infraestructura se establece la articulación de la ganadería tabasqueña y chiapaneca, así como otros flujos de mercancías (plátano, café, palma camedor, recursos bióticos, fauna salvaje, etc.) que desde ahí también corren hacia otras regiones del país.

    Como vecino de Oaxaca, Chiapas comparte en su frontera una importante reserva biótica, el bosque de los Chimalapas; y además participa activamente en la generación de sus complejos problemas sociales (migración indígena e invasiones ganaderas). La riqueza ecológica y explosión social del área también resultan importantes desde una óptica geopolítica por cuanto conforman, precisamente la parte del territorio oaxaqueño que, junto con todo el estado de Chiapas y el resto del sureste mexicano, quedaría del "otro lado" del país en caso de construirse un canal marítimo en el istmo de Tehuantepec. Al respecto debe tenerse en cuenta que las vías de comunicación terrestre (carreteras y vías férreas) aquí existentes, si bien tienen gran importancia no igualan ni remotamente a las de la frontera con Tabasco.

    El desarrollo de la cuenca del pacífico y la consiguiente necesidad de una conexión interoceánica cada vez mayor, aunada no sólo a la insuficiencia técnica del viejo canal de Panamá, sino también a la proximidad de la fecha en que concluye el conflictivo contrato secular de estados unidos con la nación centroamericana, hacen de la construcción de nuevos canales, o tal vez el perfeccionamiento de corredores ya existentes (en el istmo de Tehuantepec, Guatemala y Costa Rica), una prioridad geopolítica de primer orden. En dicho contexto es necesario recordar que el istmo de Tehuantepec es el corredor centroamericano que actualmente ofrece la mejor interconexión terrestre (carretera, vía férrea, tendidos eléctricos y el sistema más complejo de ductos del país: oleoductos, gasoductos, poliductos, ductos de petroquímicos y combustoleoductos), pues, si bien es cierto que tiene la desventaja de su enorme longitud terrestre, es sin embargo la zona de tránsito menos abrupta (no existe ninguna cordillera montañosa que la obstruya), a la vez que más próxima a estados unidos (y a la cuenca industrial del río Misisipi que desemboca también en el Golfo de México). Tales ventajas geoeconómicas y geopolíticas forman parte esencial de la integración regional contenida en el TLC.

    Finalmente, por lo que concierne a la vecindad del estado de Chiapas con Veracruz, las conexiones económicas son prácticamente nulas. No existe a la fecha ninguna carretera entre ambas entidades y el único plan que en su momento tuvo el gobierno federal para el desarrollo agropecuario de este rincón sureño de Veracruz, la importante región biótica de Uxpanapa, fracasó. No obstante, algunos de los estratégicos tendidos que transportan la electricidad chiapaneca hacia el centro del país pasan por esa región.

    El complejo tejido territorial que llena el cuerpo de Chiapas obliga por su parte a una subdivisión regional. Desde el Océano Pacífico hacia el norte distinguimos sobre todo franjas territoriales que corren en dirección noroeste-sureste: 1) La costa del pacífico; 2) La sierra madre de Chiapas; 3) La cuenca del río Mezcalapa o Grijalva, que divide los dos grandes nudos montañosos del estado; 4) La sierra norte de Chiapas; 5) La llanura costera de Tabasco y, a su oriente, 6) La selva lacandona. Tal es la base natural sobre la que la geografía económica y social ha identificado nueve regiones.

    La región más favorable para el cultivo de maíz y frijol es la cuenca del Grijalva, mientras que las mejores áreas para productos tropicales se encuentran en el Soconusco (café, tabaco, cacao, naranja y plátano) y la llanura costera de Tabasco (plátano). Dentro de estas regiones las pequeñas áreas que cuentan con sistemas de riego desempeñan un papel hasta cierto punto relevante en la producción nacional de algunas verduras (jitomate) y frutas (aguacate, melón, mango, pera). La cría y engorda de ganado, como sucede con los cultivos de temporal y el cultivo del chile, se expande por diversas áreas del territorio chiapaneco; si bien la región de la Selva presenta altos índices de agostadero, que favorecen la proliferación de la ganadería extensiva. Por su parte, la riqueza biótica de la región no se encuentra recluida sólo dentro de la selva lacandona sino que distribuye su biota de manera diferenciada en varia partes del estado, como lo testimonia la creación de numerosas y dispersas áreas protegidas. Los yacimientos de petróleo y gas en explotación se concentran, por lo pronto, en la región norte (V) del estado; mientras que la energía hidroeléctrica se obtiene sobre todo en las tres grandes presas de la cuenca del grijalva.

  2. Petróleo

    En 1991-92 México fue el 5º productor mundial de petróleo crudo (aportando el 4.9% de la producción ) y el 9º de gas (1.5%). Por sus reservas de petróleo, durante 1994 nuestro país se ubicó en el 6º lugar mundial. En este contexto, Chiapas aporta al país sólo 2.4% del petróleo y 12% del gas. No obstante, los hidrocarburos chiapanecos a diferencia de los deotros estados parecen estar completamente centrados en la exportación, lo que hace que 81.2 % de nuestras exportaciones de crudo, el 68. 6 % de nuestras exportaciones de derivados del petróleo (gas oil, fuel-oil, keroseno, propano, butano) y el 90.6 % de la petroquímica (amoníaco anhídrido, saturados, etileno, benceno y etirnglicol-etanodio) provengan básicamente del estado de Chiapas.

Mapa de recursos estratégicos;
    Elaborado por Ana Esther Ceceña

La región Tabasco-Norte de Chiapas (Reforma-Cunduacán) posee desde 1972-74, junto con la plataforma de Campeche, los principales yacimientos petroleros del país. Chiapas contaba en 1992 con 82 pozos en explotación ubicados en los municipios de Juárez, Ostuacán, Pichucalco y Reforma, con una producción de 64 592 barriles diarios y 439 millones de pies cúbicos de gas al día. Según Orozco Zuarth, sus refinerías produjeron 26 000 barriles de gasolina, 53 000 de gas licuado y 184 000 de propano[8].

Dada la peculiar conformación geológica de Chiapas, Guatemala e incluso Belice tienen altas posibilidades de contar con importantes reservas de petróleo y gas. En tal sentido apuntan la constante e intensa búsqueda del energético realizada por numerosos investigadores y empresas desde hace muchísimos años. Hasta ahora el verdadero monto de tales reservas resulta muy oscuro por la extraña política de exploración y explotación del área, así como por la deficiente información ofrecida por los gobiernos de México y Guatemala y por las importantes empresas transnacionales que operan en el país vecino[9]; sin embargo, algunos estudios serios no oficiales han informado de la existencia de petróleo en diferentes puntos de Chiapas y Guatemala, incluida la zona de frontera Marqués de Comillas-Rubelsanto y Chinajá en Alta Verapaz.

Aun así no deja de resultar inquietante que Jacobo Vargas Foronda, -en un excelente trabajo[10] de 1982, denuncie no sólo la extraña incoherencia entre sucesivos informes de perforación realizados por el gobierno militar de Guatemala donde, de un año a otro, aparecen y desaparecen sin mayor explicación misteriosas zonas de perforación-, con el hecho de que los oleoductos que parten casi de la frontera con México resultan tener un diámetro entre cinco o seis veces mayor que el necesario para transportar las cantidades de petróleo que se informan como extraídas y extraíbles a futuro en dichos pozos[11]. Como estamos hablando además de un petróleo que pertenece a las transnacionales, su monto no guarda relación con el déficit energético del país, sino que es inmediatamente destinado a la exportación y no se contempla en las estadísticas guatemaltecas referentes al monto estimado de sus reservas petroleras.

Un reciente estudio de campo realizado en Chiapas por Fabio Barbosa[12] informa de los trabajos de exploración y perforación de PEMEX en dos áreas de la selva lacandona. La primera puede ubicarse dentro de un círculo con un radio de 30 kms, cuyo centro está en Altamirano y cuyo perímetro parece llegar a 8 kms. de Ocosingo. La segunda se ubica cerca del vértice que forman los ríos Lacantún y Lacanjá (16º 20' latitud norte y 90º 45' longitud oeste). A través de dicho estudio podemos percatarnos que inexplicablemente, a pesar del enorme esfuerzo transnacional por explorar y explotar exhaustivamente gran parte de la línea fronteriza de Guatemala con México, PEMEX no se ha atrevido, ni siquiera, a explorar la cuenca mexicana del Usumacinta, ciñendo la mayoría de sus escasas exploraciones a la cuenca del río Lacantún. El insólito comportamiento de la compañía mexicana de petróleo resulta aún más asombroso si se consideran las declaraciones de los trabajadores del área de Altamirano-Ocosingo que además de referir la obtención de un buen aceite señalan, en concordancia con informes confidenciales de Washington, indicios de un extenso manto petrolero. Resulta extraño, por tanto, que el Estado mexicano suspenda abruptamente la explotación de los pozos mandándolos taponar; ello contra toda lógica económica de reposición de las inversiones ya realizadas.

El desarrollo futuro de la política petrolera del Estado mexicano en el contexto del TLC seguramente dará respuesta clara a estas interrogantes. Sólo entonces sabremos si dicho taponamiento se está ordenando en base a la pobreza de los pozos o más bien a su importante riqueza, la cual también podría estarse reservando justo para el momento en que se abriera la explotación directa del crudo a las empresas privadas nacionales y extranjeras.

  1. Hidroelectricidad

    Si bien la energía eléctrica se genera a partir de diversas fuentes (carbón, petróleo, gas, hidroelectricidad y otras), y la hidroelectricidad sólo aporta una ínfima parte de toda la energía del mundo (el 4 % en 1990), en México esta última desempeña un papel relevante, aportando hasta el 22 % (1989). Su puesta en marcha requiere de la abundancia y potencia natural de ríos, así como de diferencias de altura que permitan la formación de caídas de agua capaces de mover las turbinas generadoras de electricidad -no cualquier país dispone con abundancia del recurso-. Si bien México ocupa el 17º lugar mundial en la generación de electricidad y el 24º en la generación de hidroelectricidad, es, sin embargo, uno de los pocos países del mundo donde todavía puede incrementarse de manera importante este último recurso.

    En dicho contexto global es que deben ubicarse los recursos hidroeléctricos de Chiapas. Como se ha señalado insistentemente, la entidad aporta el 55 % de la hidroelectricidad de todo el país (9 344 013 kilowatts hora en 1992). Sin embargo, su carácter estratégico va más lejos, en la medida en que la selva chiapaneca es considerada una de esas escasas regiones del mundo donde todavía pueden construirse múltiples y significativas presas en virtud de su rico sistema hidrológico y orográfico, así como por su alto régimen de lluvias.

    La enorme potencia hidroeléctrica del estado se sustenta sorprendentemente con bajísima tasa de trabajadores. ¡443 personas generan toda esta electricidad! A su vez, el bajo costo del producto explica por qué el estado puede venderlo tan barato a la nación, transfiriendo una parte sustancial de la renta diferencial correspondiente hacia la industria. Es posible imaginar, sin embargo, que semejante saqueo resulta tolerable para la oligarquía local en la medida en que la construcción de estas presas representa una riqueza que también eleva el valor general de las tierras agropecuarias, y con ello sus rentas correspondientes.

    El gobierno federal ha procedido con la construcción de siete presas dentro del territorio del estado, tres de las cuales, según ya explicamos, tienen una enorme importancia para el abastecimiento eléctrico del país.

  2. Agua

    El mundo contemporáneo comienza a padecer una progresiva escasez de agua dulce generada por el aumento en la demanda, por su contaminación urbana e industrial, por el avance de la desertificación, así como por la alteración de los climas del planeta. Ello convierte al compuesto en una nueva materia prima estratégica, es decir, en una mercancía cara que, conforme se profundice su escasez, irá quedando sólo al alcance de unos cuantos. Otro aspecto de dicha escasez deriva de la desigual distribución mundial del recurso, existiendo gigantescas áreas con carencia y pocas con sobreabundancia del mismo. América Central, los estados de Chiapas y Tabasco y otra pequeña franja occidental de México en los estados de Colima, Jalisco y Nayarit pertenecen a dichos territorios privilegiados.

    México se encuentra clasificado entre los países que sólo disponen de 2 000 a 4 900 litros al año por individuo, lo que significa que en muchas partes del territorio nacional se padecen severas carencias durante todo o parte del año. A pesar de ello, nuestros tres principales ríos (el río Lerma Santiago, el Balsas y el Grijalva) se encuentran entre los 158 ríos más contaminados del mundo y nada se hace por evitarlo. Especialmente tenemos déficit de agua en la parte norte del país.

    Chiapas, junto con Tabasco, cuenta con la mayor riqueza acuífera del país. Abundancia fundada en la naturaleza lluviosa del clima, propiciado a su vez por la selva tropical de la región. En el norte del estado, muy cerca de Pichucalco, se registra el mayor régimen de precipitación pluvial de toda la república. No hay que olvidar, sin embargo, que dentro de Chiapas, territorio de sorprendentes contrastes, existen regiones al norte y al oriente así como en el recodo del Soconusco, faltas de lluvia durante todo el año, o bien que sufren un periodo de sequía primaveral. Por lo que concierne al régimen de humedad de sus suelos, a pesar de que el norte del estado cuenta con las tasas más altas del país, también como una curiosa paradoja Chiapas presenta, justamente en la cuenca del Grijalva, a la altura de la presa más grande del país (la Angostura), un suelo relativamente seco, donde sólo se alcanza a acumular humedad entre 90 y 180 días al año.

    Sin embargo en términos generales, Chiapas cuenta con el sistema hidrográfico mas, rico de todo el país. Para efecto de su clasificación se le agrupa en cuatro regiones: el sistema del Grijalva, donde se asienta la mayor parte de la economía agrícola, industrial y urbana del estado; el sistema del Usumacinta, que incluye a todos sus caudalosos afluentes de la selva lacandona (Lacantun, Jataté, Lacanjá, tzendales, etc.), pero también del Petén guatemalteco (la Pasión, San Román); el sistema del norte, colector de agua en la región más lluviosa de todo el país, se forma por los ríos que nacen en la Sierra Huitepec como el Pichucalco, el Teapa, el Tulipa y el Tacotalpa; finalmente, el sistema de la Costa del Pacifico se compone de 17 ríos menores que naciendo en la sierra madre de Chiapas desembocan en el Océano Pacífico.

    Más allá del comercio internacional de agua de "manantial" embotellada, estamos todavía lejos de imaginar en el mundo actual la construcción de gigantescos acueductos costeables que transporten el agua de las zonas de abundancia a las de escasez. Al respecto, parece resultar mejor solución la construcción de costosas plantas desalinizadoras en el mar. Por ello, la abundancia de agua en el estado de Chiapas, debe ser valorada, por lo pronto, solamente como causa y consecuencia de la riqueza forestal de la región. De ahí que las funciones estratégicas del recurso sean el mantenimiento de la biodiversidad regional y de importantes ríos (que llegan incluso a funcionar como vías de comunicación), la posibilidad de contar con presas, así como la pesca, el riego, la ganadería e incluso la industria regional que las hace posibles.

  3. Reserva biótica

    Mientras el mundo entero sufre la crisis del viejo patrón tecnológico dominante en el siglo XX (acero-petróleo), crisis generada tanto por el agotamiento de su eficacia productiva como por sus insostenibles consecuencias ecológicas, se abren paso nuevas tecnologías más productivas y flexibles, ahorradoras de energía, si bien con otros problemas de adecuación al medio ambiente (en el futuro tal vez más peligrosos). Con un ligero rezago respecto de la microelectrónica e informática se perfila la biotecnología también como tecnología estratégica para el siglo XXI, muy especialmente a través de la ingeniería genética. Pensar en cambios del patrón técnico no sólo nos obliga a pensar en nuevos instrumentos de trabajo y objetos de consumo sino que, tal transformación en los contenidos materiales de la reproducción, también implica una modificación del patrón mundial de materias primas: las sustancias que se encuentran en la base de elaboración de nuevos materiales (metales especiales, composites, cerámicas, polímeros y objetos biológicos), así como de nuevos alimentos artificiales, textiles, etc.; e involucra, además, una profunda modificación de la organización técnica y social de los territorios (principalmente periféricos) dispuestos para el abastecimiento de tales materias primas. Este es el contexto general dentro del cual se inscribe la compleja tormenta por la que atraviesa el presente agotamiento irreversible de las reservas de petróleo, la crisis de la ganadería extensiva o el café, así como también la importancia creciente de la demanda metropolitana de naranja, plátano, mariguana y amapola, pero sobre todo el cada vez mayor interés por la diversidad biótica.

    La actual inmadurez de la biotecnología, si bien nos permite comprender -básicamente por las enormes posibilidades de la ingeniería genética- la importancia estratégica de controlar las principales regiones del mundo donde subsiste una gran biodiversidad, todavía no alcanza a precisar con claridad cuáles serán las principales materias primas biológicas sobre las cuales habrá de levantarse el control estratégico de futuros procesos de trabajo. Para ello falta el desarrollo de una ciclópea labor taxonómica de clasificación de todas las especies biológicas del planeta (principalmente microorganismos[13]); un colosal desciframiento de los códigos genéticos de cada una de estas especies; así como la comprensión de las reglas que harán posible el empalme de genes sin ocasionar catástrofes ecológicas. Expresiones de tal inmadurez son la dificultad presente para establecer criterios claros y universales para denotar y medir con sencillez la diversidad biótica y su valor económico; y el hecho de que actualmente, más que la encarnizada competencia acostumbrada entre las grandes empresas y naciones por el control del recurso, acontezca en su lugar una extraña cooperación internacional para la protección y el estudio de tales reservas en el mundo, curiosamente financiada por los departamentos de desarrollo de los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, la CEE, el Banco Mundial, así como una serie grande de empresas transnacionales y los ONG nacionales e internacionales.

    El hecho de que México, con su compleja topografía, se encuentre en una latitud favorable, pero sobre todo en la intersección de dos reinos o dominios biogeográficos (el neártico y el neotropical), explica la enorme riqueza biológica del país.

    Esta gran variedad de ambientes y microambientes naturales ha originado el establecimiento y la proliferación del más alto número de especies vegetales y animales por unidad de superficie en Norteamérica. Se estima que en sólo una hectárea de la selva lacandona se pueden encontrar, por ejemplo, 30 especies de árboles, 50 de orquídeas, 40 de aves, 20 de mamíferos, 300 de mariposas diurnas y aproximadamente 5000 más de otros invertebrados[14].

    Por ello México es un país de megadiversidad biológica, lo que significa que contiene entre un 10 y 12 % de toda la biota del mundo. Se calcula que la flora de México asciende a 30 000 especies de plantas superiores (de las cuales entre 50 y 60 % son especies endémicas). Según un reporte de 1989 de la Conservation International/WWf-US, México posee la más alta diversidad mundial de reptiles (717 especies con 53 % de endemismo), en materia de mamíferos sólo es superado por Indonesia (449 especies con 33 % de endemismo), tiene el cuarto lugar en anfibios (282 especies con 63 % de endemismo) y 30 % más de especies de aves que Estados Unidos y Canadá juntos, siendo además la principal área de invernación de las aves de toda norteamérica. "México está considerado una potencia en biodiversidad, y la selva lacandona, que tan sólo representa el 0.16 % de su superficie, comprende más del 20 % de su diversidad"[15], y se calcula además que en el país existe el 14 % de los 2 000 géneros de plantas endémicas del mundo[16]. Sin embargo, la moderna gestión capitalista de esta riqueza estratégica apenas comienza a definirse.

    En 1988 Víctor Manuel Toledo sostenía que México se encontraba entre los países más atrasados en la conservación de sus recursos bióticos. Ya para 1994 refiere una transformación sustancial en el renglón de la política ambiental del Estado mexicano. De estar nuestro país hace seis años en una posición de retaguardia (10º lugar de América Latina en materia de superficies protegidas[17]), actualmente México es de los pocos países del mundo, o mejor, el único país tropical de megadiversidad reconocida donde ya existe un organismo gubernamental dirigido a atender el conocimiento y uso de la biodiversidad[18]. Esto, según el investigador, coloca al país en una situación de vanguardia en la materia[19].

    Por la actual inmadurez en la definición de las nuevas materias primas estratégicas de la biotecnología nos atrevemos a pensar que el proceso histórico de monopolización en la propiedad de los recursos bióticos todavía podrá esperar un poco e incluso pasar por un periodo de reordenamiento y jerarquización de los usos capitalistas de tales recursos. Efectivamente, aunque la preocupación y el interés por la biodiversidad y su preservación o mejor aprovechamiento sea relativamente reciente, el uso de árboles, plantas, animales y demás recursos de los ecosistemas es antiquísimo.

    En el caso de Chiapas se remonta a los ecosistemas en los cuales el hombre constituía uno de sus elementos definitorios. Desde entonces, y ya con la irrupción del capitalismo, este equilibrio se vio alterado por los desplazamientos de población, pero también por el aprovechamiento irracional de las maderas preciosas, por el saqueo y venta de animales considerados exóticos que han llegado a ser extinguidos o a acercarse peligrosamente a ese límite por el arrasamiento de la vegetación para crear espacios propicios para la ganadería, étcetera.

    Es necesario ubicar las tendencias capitalistas de vanguardia, que en lo que nos ocupa estarían representadas con mayor nitidez por el gran capital de la industria biotecnológica, en el contexto espacial y temporal en el que se desarrollan. El hecho de que existan usos superiores o más refinados para las reservas bióticas no anula el interés de capitalistas primitivos locales por hacer un uso depredatorio y burdo de las riquezas en cuestión. Las reservas bióticas de Chiapas se encuentran incorporadas al proceso de acumulación de capital propio de la región y, en esa medida, atravesadas por las mismas contradicciones que caracterizan la apropiación, despojo y depredación de todos los demás recursos. Sin embargo, esto no impide que estas mismas reservas formen parte del patrimonio general de la humanidad y de las bases materiales sobre las que se asienta y yergue el desarrollo capitalista de la sociedad mundial contemporánea.

    La biodiversidad y su aprovechamiento capitalista para el desarrollo de las fuerzas productivas y para la apropiación y control general de la naturaleza son, en la actualidad, sustento de las nuevas posibilidades de expansión del capital, y por ello forman parte de los nuevos recursos que permiten romper obstáculos y plantear límites más lejanos al fin histórico de este modo de producción. La reestructuración global de la sociedad capitalista se erige sobre una nueva propuesta tecnológica que, si bien presenta como su centro visible a la electroinformática, busca a través de ella una apropiación más directa de la esencia de la vida y de la creación[20]. Las posibilidades actuales de la ingeniería genética son casi infinitas pero poco acotadas, de manera que sus necesidades de materias primas son todavía de espectro amplio.

    El desarrollo de estas particulares fuerzas productivas no cuenta, más que muy escasamente, con los conocimientos del entorno que constituye su asidero. Por ello, en esta etapa, sus necesidades y búsquedas pueden coincidir con las de las poblaciones que habitan las áreas de biodiversidad, con las de investigadores y asociaciones de protección ambiental, y con las de los estados. Mientras no se profundice el conocimiento y se determinen las posibilidades y prioridades de los elementos biológicos que componen el medio, las políticas van encaminadas a la preservación general y clasificación de estos ecosistemas.

    Como siempre, la tendencia resultante no es más que la confluencia de una serie de comportamientos contradictorios. Dentro de éstos, ha quedado en evidencia el clamor por detener el arrasamiento de la selva por parte de ganaderos y madereros, es decir, de la fracción más primitiva y depredadora del capital. Más allá, se levanta la paradoja que obliga a mantener y favorecer la rearmonización de las poblaciones con el medio, a fin no sólo de preservar sino de ampliar los conocimientos respectivos mediante un trabajo de clasificación y experimentación que, por formar parte de los imperativos de subsistencia de las comunidades, aparece como gratuito. Para que el gran capital sea capaz de apropiarse eficientemente de esta riqueza requiere del concurso de la población local; sin embargo, en algún momento, eso representa simultáneamente un obstáculo para llevar adelante sus propósitos.

    Toda esta complejidad y la importancia estratégica que tienen estos recursos se expresa en los cambios que han ido registrando las políticas del gobierno mexicano y de instituciones internacionales o nacionales al respecto. Con base en los recientes cambios constitucionales operados por el Estado en los conceptos de uso del agua, minerales, explotación de los bosques y régimen de propiedad, organizaciones no gubernamentales de más o menos reciente aparición[21] buscan aplicar en el país el modelo estadounidense que promueve la privatización de los parques de conservación. No obstante, tales organizaciones se han topado con que las principales zonas de su interés se encuentran muy pobladas y bajo propiedad de sus habitantes, principalmente indígenas, que en la mayoría de los casos practican modelos económicos de autosubsistencia, sustentados a su vez en antiguas tecnoecologías adecuadas al medio ambiente. Tal racionalidad económica y tecnoecológica impide a estos grupos sociales enajenar voluntariamente sus propiedades.

    Se encuentra ya en experimentación una vía de apropiación de reservas bióticas consistente en el desarrollo económico ecológico de áreas ya protegidas. En estos participan instituciones internacionales[22] que, entre otras actividades, se han ocupado de denunciar algunas acciones depredatorias del propio capitalismo. Mientras tanto, utilizando infraestructura y mano de obra propia o local, dichas organizaciones avanzan levantando para uso de los centros de investigación metropolitanos, un exhaustivo banco de datos en torno al acervo genético de estos reservorios, investigando el potencial biotecnológico de sus especies, así como estableciendo una cartografía precisa de tales reservas estratégicas. Estos proyectos permiten investigar además los obstáculos demográficos y sociales que dificultan la futura enajenación de estas reservas, así como preparar el sustento político, jurídico e ideológico que requiere, sea ésta privada y/o estatal.

    Es en el contexto de este intenso dominio capitalista de los recursos bióticos que también surgen multitud de ONG nacionales, pero sobre todo regionales, líderes sociales e investigadores científicos que buscando auténticamente apoyar la gestión de las necesidades concretas de la población (etnias indígenas, migrantes asentados en las áreas de reserva, etc.) intentan desarrollar una cierta gestión civil autónoma y no centralizada de la biodiversidad[23]. Buscando cohesionar y neutralizar el conjunto de contradicciones técnicas y sociales propias de la gestión de tales recursos bióticos, pero siempre en favor de las necesidades estratégicas del gran capital nacional y mundial, el Estado mexicano define su política actual en torno a la biodiversidad. Se tolera el avance depredador de los procesos de deforestación impuestos por la ganadería extensiva (Chiapas es el ejemplo más patético), al tiempo que se abren las puertas políticas y jurídicas a las grandes fundaciones transnacionales interesadas en la compra y la investigación puntual de nuestras reservas bióticas. En dicho contexto, el estado se preocupa por la investigación y uso del acervo biótico más que por la gestión de los problemas sociales concernientes a tales regiones estratégicas.

    Es en este contexto técnico, político y social puede comprenderse el lugar que Chiapas comienza a desempeñar como la principal reserva nacional de recursos bióticos, función que en el futuro próximo probablemente desplazará la enorme importancia que actualmente tiene la producción de hidrocarburos y electricidad. Los tres estados de la república biológicamente más ricos son Oaxaca, Veracruz y Chiapas. Sin embargo en opinión de Víctor Manuel Toledo el último estado es el que aloja la mayor diversidad biológica del país[24].

    Como sucede en el resto del mundo -explica Toledo-, las selvas tropicales húmedas (selvas altas perennifolias o bosques tropicales perennifolios) son del tipo de vegetación que presenta la máxima diversidad de especies de plantas por unidad de superficie, y su presencia y extensión determinan la riqueza florística regional, tal y como sucede con las floras de Tabasco, Veracruz y Chiapas[25].

    Una evaluación de variedad de especies de plantas fanerógamas y árboles registrados en el trópico húmedo de México señala entre los primeros lugares del país a la zona de Pichucalco y diferentes regiones de la selva lacandona. De hecho, la reserva de la biósfera de Montes azules es el área protegida más importante del estado no sólo por su extensión sino sobre todo por su alta diversidad biológica[26].

    En estas circunstancias el gobierno mexicano ha decretado y regularizado en el estado de Chiapas, en tanto que reservas ecológicas o como parques nacionales, 11 áreas protegidas que suman 751353 has., poco menos del 10 % del territorio del estado[27]. A ello deben añadirse otras 31 áreas de reserva que el estado no ha procedido a regularizar.

    Sorpresivamente, el capitalismo contemporáneo después de haber depredado los bosques tropicales descubre con asombro que "el valor económico potencial de las selvas naturales, es mayor que el que pueda proporcionar cualquier otro uso convencional". Ello sin tener en cuenta que el capitalismo moderno también las ha convertido en nichos productores de fauna salvaje de contrabando, en exquisitos centros de turismo de altura, así como en espacios privilegiados para el tráfico de drogas. Las pocas selvas tropicales que como la lacandona sobreviven en el mundo -no son más de quince- encierran el principal depósito genético de la tierra: como gigantescos bancos de memoria en evolución a través de millones de años, son la principal biblioteca de experiencias de la naturaleza de la cual todavía tenemos mucho que aprender[28].

  4. Producción de alimentos y lógica de acumulación regional

    Entre los principales alimentos producidos en Chiapas sólo el ganado y, en menor medida, el plátano y el café alcanzan importancia internacional. Otros, por su participación en ciertas exportaciones nacionales menores, tienen una importancia cualitativa. Es el caso, por ejemplo, de la miel, la naranja, la palma camedor o el cacao. Finalmente, otros productos como el maíz y el frijol, aunque tienen una gran relevancia en la producción local -y nacional en el caso de los cultivos ejemplares procedentes de regiones altamente productivas-, carecen de ella en las exportaciones del país[29]. Es necesario resaltar, sin embargo, la autosuficiencia de Chiapas con respecto al maíz e incluso su producción excedentaria.

    Chiapas -junto a Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Chihuahua y Puebla- se encuentra entre los estados más importantes en cuanto a terrenos de temporal por superficie de tierras de labor y cosechadas. Su agricultura ocurre sobre todo explotando extensivamente la ventaja de disponer -junto a varias otras regiones del país- de los mejores regímenes de lluvia y temperatura de la república, lo que permite implantar en baja medida distritos de riego[30]. De manera análoga las tierras dedicadas a la producción de ganado disponen -junto a algunas regiones de Veracruz y casi todo Tabasco- del potencial de agostadero más alto de la república mexicana, lo que ha permitido precisamente el desarrollo de actividades de ganadería extensiva. Mientras el grueso de la producción de maíz y frijol está en manos de ejidatarios, pequeños y medianos agricultores, el grueso de la producción ganadera y agrícola de exportación (plátano y café) se encuentra monopolizada por grandes propietarios de tierras y/o recursos técnico productivos: los finqueros.

    1. Ganadería bovina

      México ocupa el 8º lugar mundial por el número de cabezas que forman su hato ganadero (31 823 000 de cabezas en 1992), lo que le permite a partir de 1986 ser, en términos de cabezas, el segundo exportador mundial de ganado en pie, y en términos de valor el 3º (1 350 000 cabezas anuales en 1992)[31]. Aun así, curiosamente desde 1982 nuestro país se ha convertido en importador de carne proveniente de Estados Unidos.

      Chiapas aporta el 9.2 % de los bovinos nacionales, lo que implica para el propio estado que, aun contando con una producción de todos los tipos importantes de ganado, los bovinos ocupen el 91 % del valor final de su producción ganadera. En cuanto a la producción, el grueso de la producción de ganado bovino está dispersa en grandes áreas por todo el estado mientras que en conjunto su estructura está dividida en áreas de crianza (en la cuenca del grijalva) y áreas de engorda (en el norte del estado) desde donde las reses son colocadas en un tren con destino al centro del país, y probablemente hacia su exportación.

      En las cifras oficiales el estado aparece como importante productor de ganado, sin embargo, su consumo de carne es bajo, siendo que además tampoco aparece registrado como un importante exportador. Lo primero se explica por el bajo nivel de vida de la población; lo segundo por el hecho de que la participación del sureste mexicano en la exportación de ganado bovino a estados unidos es muy poco clara y tal vez podría pensarse en algún tipo de contrabando. En todo caso las apariencias sugieren que la mayor parte del ganado bovino chiapaneco es encauzada hacia el abasto nacional.

      La actividad ganadera del estado siempre ha sido desarticulada y ha pesado sobre la frontera agrícola y forestal, lo que determina en gran parte su carácter extensivo y la falta de inversiones en tecnología pecuaria. Los ganaderos chiapanecos no centran el grueso de sus ganancias en la extracción directa y masiva de plusvalor en general o plusvalor extraordinario, sino, aprovechando las vetas del potencial de agostadero, en una alta renta diferencial.

      México, como otros países del tercer mundo, se han dedicado durante décadas a producir ganado en pie de segunda clase, útil para la elaboración de carne de procesamiento (para embutidos, carne molida, etc.) Sin embargo, la crisis internacional de la ganadería propicia, durante los años ochenta, una transformación técnica en la ganadería intensiva de la metrópoli, elevando su productividad y suprimiendo con ello las ventajas comparativas de la ganadería extensiva de la periferia. Tal pérdida de competitividad no es asumida por la ganadería mexicana como aliciente para una reconversión. Por el contrario, dicha crisis del mercado mundial tiende a exacerbar aún más los abusos de la ganadería extensiva[32], siendo Chiapas el estado de la república donde más acentuadamente se observa esta tendencia. El hecho de que las áreas con los mayores índices de agostadero del país atraigan la codicia de los ganaderos chiapanecos hacia las tierras de los altos y la Selva -conformando la llamada franja finquera-, donde se localizan zonas con la más elevada concentración demográfica del país, genera un violento y prolongado proceso de expulsión de la población indígena hacia el área de las cañadas.

      En todo caso, los ganaderos más ricos, como siempre, tienen la posibilidad de modernizarse hacia la ganadería intensiva o incluso adecuar sus tierras en la obtención de otros productos como la madera para pulpa de papel, tal y como actualmente grandes transnacionales del ramo están promoviendo entre los ganaderos tabasqueños.

    2. Productos agrícolas

      Dentro de la producción mundial de alimentos, América Latina ha perdido paulatinamente la capacidad de autoabastecerse de cereales, principal conjunto estratégico de alimentos, al tiempo en que ha exacerbado -en virtud de las cualidades climáticas y biológicas de la región- la producción de ciertos alimentos y estimulantes que en la moderna dieta mundial desempeñan la función de complementos imprescindibles: caña de azúcar, frutas tropicales (principalmente plátano y naranja), alcohol, café, cacao, tabaco, drogas alucinógenas, etc. México no ha escapado a la organización de su territorio agrícola con base en estos nuevos patrones mundiales de producción agrícola y consumo de alimentos y estimulantes, lo que se observa de manera ejemplar en la estructura agropecuaria del estado de Chiapas. No sólo por la creciente relevancia de la producción ganadera sino también porque el desarrollo del agro se centra en los cultivos de café y plátano, relegando a un segundo plano de importancia al maíz[33].

      Aunque el cultivo del maíz constituye el 61.5% de la superficie cultivable del estado (730 664.2 has cosechadas) y el 49 % del valor agrícola final, dicha producción responde, como en el resto del país, tanto a las necesidades de la autosubsistencia campesina y del mercado interno chiapaneco[34], como al mercado nacional [35] (caso del maíz de alta calidad, merecedor de premios nacionales). Así, aunque el régimen de lluvias, el clima y la cultura agrícola local favorecen un cultivo masivo de maíz, éste, dada la baja productividad total, no logra convertirse en un producto chiapaneco de exportación, pero sí, indudablemente, concede al estado no sólo autosuficiencia sino superávit.

      Por el contrario México es el 4º productor mundial de café y el 7º de plátano, mercancías que también ocupan un lugar fundamental en la producción agrícola de todos los países centroamericanos. En concordancia con ello, estos dos cultivos han fungido en el área del Soconusco como la punta de lanza modernizadora de una agricultura que en la región ha sabido diversificarse hasta cierto punto, logrando una relativa importancia nacional en otros renglones. Las regiones chiapanecas donde se asienta el cultivo del café y el plátano son también áreas de otros cultivos tropicales, frutas, verduras e incluso -en la cuenca del Grijalva- de cultivos óptimos de maíz. Nos estamos refiriendo entonces a las dos grandes áreas agrícolas más dinámicas del estado: en primer lugar al extremo oriental de la región del Soconusco y parte de la Sierra, pero también a la parte de la cuenca del Grijalva más o menos cercana a la presa La Angostura, ubicada en la región Fronteriza, y la parte nororiental de la Frailesca. Además del cultivo del café y el plátano en la primera zona, también tienen importancia nacional los cultivos de tabaco, cacao, jitomate, melón, sandía, aguacate y guayaba; mientras que en la segunda, además del maíz y secundariamente del plátano y café, también se desarrollan cultivos de jitomate, aguacate, guayaba, melón, sandía, pera, durazno, manzana y naranja.

      Por lo concerniente al café, hay que recordar que en 1991 México aportaba 299 millares de toneladas de café verde -5.1% de la producción mundial (después de Brasil 21.9%, Colombia 14.8%, Indonesia 7%, pero por arriba de Costa de Marfil 4.1% y Guatemala 3.3%)- enviando el 90 % de nuestra producción (3 000 000 de sacos de 60 kg) hacia Estados Unidos. En este caso, Chiapas es el principal productor nacional[36]. La región del Soconusco tiene relevancia no sólo por su enorme contribución en la producción, sino también por recurrir a la superexplotación de la calificada y barata mano de obra guatemalteca, así como por ser la puerta de entrada a las innovaciones tecnológicas en este cultivo desarrolladas en Guatemala, El Salvador y Costa Rica.

      Hoy en día, el cultivo mundial de café vive una profunda crisis. Después de un periodo de 20 años en que su precio se mantiene congelado o en descenso, de 1975 a 1977 -a consecuencia de heladas en Brasil, plagas en Colombia y México, una sequía en Costa de Marfil; y la guerra civil en Angola- se agotan las reservas mundiales provocándose una escasez que dispara los precios y hace posible una fuerte recuperación del sector. Después de este momento comienza nuevamente una prolongada declinación de precios, que tiene su precipitación más severa entre 1989 y 1992. Sólo hasta las nuevas heladas de 1994 en Brasil y nuevas plagas en Colombia vuelven a estabilizarse los precios internacionales.

      Sin embargo, el fondo de este deterioro del mercado mundial de café obedece a un descenso de su demanda mundial, ocasionado por la aparición de sustitutos artificiales. Pero, a diferencia de la ganadería extensiva, el deterioro en los términos de intercambio del café puede ser resistido por aquellos capitalistas que disponen de una tecnología avanzada y por ello de la posibilidad de generar ganancias extraordinarias mediante la extracción de plusvalor extraordinario[37]. La crisis del café ha golpeado sobre todo a los productores pequeños y medianos que trabajan con baja composición orgánica de capital, estimulando entonces la concentración de la propiedad en manos de los productores más fuertes y con mejor composición orgánica de capital. Tal es la tendencia que se observa actualmente en la zona del Soconusco[38].

      Como respuesta a esta crisis en los precios internacionales del café, en fechas recientes el cultivo del plátano sustituye ampliamente al del café convirtiéndose en el segundo producto agrícola del estado, después del maíz (1 889 196 tons). De hecho las viejas comarcas productoras en la costa chiapaneca del Soconusco y el área de frontera entre Chiapas y Tabasco[39] se encuentran -junto con la región costera y media de Veracruz y Nayarit, las costas de Jalisco y Oaxaca, Michoacán y Guerrero- entre las principales zonas productoras del país. Chiapas aportó el 31% de la producción nacional de plátano. Dentro del patrón de producción agrícola centroamericano implantado por las grandes transnacionales el plátano ha jugado constantemente como relevo emergente del café cuando el mercado mundial del grano se contrae. México, no ajeno a esta lógica, ha podido realizar con agilidad esta reconversión productiva por cuanto gigantescos capitales de alta tecnología en el cultivo del plátano operan actualmente en la región fronteriza con Tabasco y en el Soconusco.

  1. La miseria social

    Las riquezas naturales de Chiapas que lo convierten en uno de los paraísos del mundo, con condiciones inigualables para el desarrollo de la vida, lo hacen, paradójicamente, uno de los espacios más inhóspitos para la vida del hombre. Es el estado de la República con el mayor índice de marginalidad[40], lo que implica que más de la mitad de sus habitantes son analfabetos y no gozan de los servicios básicos de electricidad, drenaje y agua potable.

    La gran variedad de culturas asentadas en esta región, que debe ser indudablemente considerada entre sus recursos estratégicos, se expresa en la alegría y diversidad de sus artesanías, y en la triste incomunicación con su entorno. Alrededor de una tercera parte de los indígenas chiapanecos no hablan español (castilla), otro tanto lo hace con serias limitaciones, y mucho menos su lengua es hablada por el resto de la población. Los grupos indígenas más importantes que subsisten a la fecha son el tzeltal con 317,608 personas (9.9 % de la población total del estado), el tzotzil con 281,677 personas (8.8 %), el chol con 139,646 (4.3 %), el tojolabal con 44,618 (1.4 %), el zoque con 43,350 (1.4 %), el kanjobal con 13,433 (0.4 %) y el mame con 12,320 (0.4 %). En conjunto la población indígena de Chiapas no alcanza ya, a juzgar por las cifras oficiales[41], ni un tercio del total (27.6 %)[42] y su territorio ha sido paulatinamente restringido o desplazado por las diferentes actividades económicas desarrolladas por una parte de la población mestiza que se ha erigido en clase dominante local.

    El caso de Chiapas requiere para su comprensión de un recorrido por los ancestrales problemas de relación entre indígenas y mestizos porque éstos forman parte de la explicación de las formas particulares que asume aquí la producción de riqueza y la explotación del trabajo, en ocasiones encubriéndola y en otras más agregándole subrepticiamente una justificación desculpabilizadora. No se trata aquí de trasponer mistificaciones encontradas sino simplemente de evaluar la importancia del racismo en la organización del proceso de acumulación de capital en Chiapas.

    Los indígenas son los poseedores originales de las tierras, muchas de ellas arrebatadas directamente por los conquistadores, pero también son, desde esa misma época, los trabajadores directos de las mismas, ya como esclavos, ya como asalariados o bajo modalidades intermedias. La historia más reciente de Chiapas, donde todavía subsisten algunas formas de sumisión forzosa del trabajo, nos muestra una persistencia de la política de despojo, si bien con cara moderna, puesto que el tipo de actividades desarrolladas en esta zona mantienen la preeminencia de la tierra como principal fuerza productiva, sea que se considere la agricultura, la ganadería, la explotación petrolera o el aprovechamiento biótico.

    Este hecho y los límites objetivos de la expansión territorial forman parte no sólo de la problemática indígena o campesina actual sino también de la de los ganaderos y clase dominante local, que a la vez se ven confrontados por un proceso mundial de valorización que los señala como ineficientes y los conduce a una explotación más brutal de sus fuerzas productivas: la tierra y los campesinos, en su mayoría indígenas.

  1. El racismo

    A la llegada de Pedro de Alvarado y sus huestes al paraíso natural, que hoy se llama Chiapas, se inició esa larga y penosa ruta de resistencia y sumisión que terminó por convertir a los príncipes mayas en esclavos de los encomenderos cuando no optaban por el suicidio, como en el Cañón del Sumidero[43]. Sólo un siglo después se completó la dominación de Chiapas cuyo último suceso fue el sometimiento de los lacandones.

    El chiapaneco fue uno de los espacios más difíciles de conquistar, ya que se caracterizó por una fuerte y decidida resistencia expresada en diferentes rebeliones que se han ido transformando con el tiempo de lucha territorial frente a los invasores extranjeros en contradicción de clases frente a los finqueros o acaparadores de tierras, beneficiarios de los acuerdos de desamortización de bienes comunales o de colonización que datan de las épocas de Benito Juárez y Porfirio Díaz.

    Este devenir histórico de la sociedad chiapaneca ubica a los indígenas simultáneamente como la fuerza de trabajo natural para las actividades agropecuarias y como el cuerpo del delito que obliga a los finqueros sistemáticamente a reivindicarse como, por ejemplo, los verdaderos coletos, o a argüir su superioridad racial y cultural frente a ellos[44].

    El racismo permite -lo ha hecho durante 500 años- justificar los marcados contrastes sociales existentes y remite a condición natural o a diferencia cultural la miseria y la ignorancia en las que se ha sumido a las poblaciones indígenas, cuando en verdad esa ignorancia, traducida en analfabetismo o incapacidad para asimilar las propuestas culturales ajenas, así como también para desarrollar la propia, es justamente parte de la política de segregación que tan cuidadosamente se ha mantenido en el estado para conservar a esta población como fuerza de trabajo cautiva.

    El racismo se ha convertido en un ingrediente económico que niega derechos a los pueblos indios y valida su inferioridad[45]. Con ello, durante años han podido ser desconsideradas sus licitaciones por la tierra y han podido ser aceptados los brutales métodos que los transforman en fuerza de trabajo temporal[46].

    El territorio de Chiapas es tan rico, casi en todas sus regiones, que la frontera indígena ha seguido un camino algo incierto que incluso llega a ser contradictorio. A partir de los años cincuenta, la tensión generada por el acaparamiento de las mejores tierras en manos de los finqueros y su progresiva conversión en pastizales fue resuelta abriendo la posibilidad de colonización de la selva. Importantes contingentes de indígenas sin tierras se trasladaron hacia las regiones conocidas como de las cañadas o de la selva lacandona. Actualmente el interés por la reserva biótica de la selva chiapaneca, o un poco antes por la explotación maderera, ha colocado nuevamente en riesgo o, por lo menos bajo tensión, a esas mismas comunidades. En algunos casos constituyó una política deliberada dejar que fueran los indígenas quienes abrieran y desbrozaran esas tierras para luego empujarlos hacia otras regiones, pero en otros realmente fue producto del incipiente desarrollo de las fuerzas productivas en la región que no podía o, como en el caso de la reserva biótica, no sabía aprovechar esos recursos.

    Las armas de estos desplazamientos han sido la fuerza y el racismo, o mejor, el uso de la fuerza validado por el racismo y el desprecio culpable hacia las comunidades indias.

  2. ¿Indígenas o proletarios?

    Mucho se ha discutido acerca del carácter de estas comunidades. El Consejo Nacional de Población las ubica como poblaciones marginadas, de muy alta marginación incluso, y por lo tanto como expulsadas o ajenas. Es decir, la explicación de su miseria en este caso estaría en su externidad del proceso de desarrollo que tiene lugar en el país y en la localidad y aunque, efectivamente, son comunidades que carecen de los servicios más elementales, forman parte de la estructura productiva chiapaneca y constituyen una de sus más importantes bases de sustento. Consecuentemente, si bien son externas con respecto a los beneficios o servicios públicos generales, no lo son con respecto al proceso de acumulación de capital en el estado, aun cuando éste los requiera y los expulse sistemáticamente, puesto que no puede prescindir de ellas.

    Tampoco parece muy fácil asumir su supuesta marginación como producto de las diferencias culturales, y en ese sentido generada por una cosmovisión particular que les impide asimilar la cultura occidental moderna. Tal planteamiento coloca la problemática del lado indígena, argumentando su escasa disposición para integrarse y desconociendo los contradictorios mecanismos que históricamente los acercan a la producción pero los rechazan de la vida social, y con ello crean condiciones para mantenerlos en disponibilidad para la explotación capitalista pero, puesto que se trata de esta explotación rudimentaria y con escaso aporte al desarrollo de las fuerzas productivas, conservando una buena parte de su reproducción dentro de las esferas de la economía doméstica, en principio de autosubsistencia limitada. De hecho, la cultura mestiza en esta región ha crecido a expensas de la indígena, sin plantearse la posibilidad de recuperarla porque eso negaría su autoridad superior sobre los recursos naturales y humanos y limitaría el margen de explotación con efectos directos sobre la ganancia, amén de que su espíritu depredador se extiende también hacia las esferas de la cultura.

    Los indígenas a través de estos 500 años de dominación mestiza se han convertido en la fuerza de trabajo orgánica del estilo de desarrollo impulsado por el capitalismo en Chiapas. No es su carácter indígena lo que les otorga el privilegio, sino la construcción de una cultura contradictoria en la región que mantiene, sobre la base del racismo, la estructura de clases. El problema de la miseria y aparente marginación en que se encuentran estas poblaciones no proviene de su naturaleza indígena sino de su ubicación de clase dentro de la estructura económica regional y de los niveles alcanzados por el desarrollo de las fuerzas productivas.

    Pero, ¿en qué sentido la miseria de las comunidades indígenas se relaciona con las fuerzas productivas capitalistas? ¿En qué medida realmente es éste el proletariado que corresponde a ese nivel de desarrollo? ¿Son justo las comunidades indígenas las que pueden ofrecer este tipo de fuerza de trabajo?

  3. Especificidad de la fuerza de trabajo indígena

    Las comunidades indígenas comparten con el resto de comunidades rurales el aislamiento a que las sometió el desarrollo capitalista y su encierro en una economía de autosubsistencia, sustentada en su relación con el medio ambiente natural. El contenido concreto de la subsistencia en cada caso está delimitado por las características del ecosistema. Cuando los canales de intercambio con el resto de mundo son interrumpidos y se violenta el equilibrio ecológico, como en el caso de la conquista española, no sólo se empieza a alterar la relación específica del hombre con la naturaleza sino que el propio medio sufre algunas transformaciones, dependiendo de la envergadura del impacto. Sin embargo, en el caso de Chiapas, es el desarrollo de explotaciones propiamente capitalistas el que inflige los mayores cambios.

    Hasta ese momento las comunidades, aunque ya presentaban algunos signos de precarización de la subsistencia, contaban con las bases y la organización requeridas para su reproducción[47]. El capitalismo chiapaneco, como es sabido, se establece desde el inicio en torno a la tierra y sus bonanzas, es decir, se sustenta preferentemente sobre la base de la renta diferencial, y por tanto asume características distintas a las de un capitalismo persecutor del plusvalor extraordinario. El primero es por definición acaparador, usurpador y depredador. Su ganancia proviene de la mayor cantidad de recursos que se apropie, y los medios que dispone para ello se resumen en el uso de la fuerza, ya que ni siquiera se trata en un principio de avanzar a través de la competencia con otros capitales sino más bien de desarticular modos de producción anteriores para arrojar sus recursos tecnológicos y humanos al mercado. Sin embargo, cuando la ganancia proviene de condiciones externas, que todavía no pueden ser dispuestas por el propio capital, como la fertilidad de la tierra, los avatares climáticos, etc., ésta responde más a consideraciones de cantidad que de calidad. Mientras más tierras, mientras más cerca del agua, mientras más accesibles, mejor y más abundante se anuncia la producción; mientras más trabajadores menos se les paga y son más sustituibles. La disminución de costos en estos casos no proviene del incremento de productividad sino de lo que se logra arrebatar aquí y allá mediante relaciones de fuerza convenientes. En un caso así, cualquier posibilidad de apuntalar o validar las relaciones de fuerza contribuye al incremento de la ganancia.

    Son estas circunstancias las que diferencian a la población indígena de cualquier otra población rural. El capitalismo chiapaneco hereda de la colonia el elemento sancionador de la extorsión, sobreexplotación y depredación de los pueblos originarios de esos lares, que no son integrados a la sociedad mas que como clase dominada y despreciada. El racismo adquiere así su carácter moderno al introducirse dentro de la estructura misma del proceso de acumulación de capital en Chiapas.

  4. Condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo indígena

    Dentro de esta dinámica, el capital chiapaneco, depredador por excelencia, se mantiene ajeno a la problemática de reproducción de esta fuerza de trabajo. El estado está clasificado como el de más alta marginalidad en el país, y se puede afirmar que la actitud que mencionamos del capital chiapaneco frente a las comunidades indígenas marca toda la política social del gobierno del estado y del federal. El ganado cuenta con una extensión per cápita mucho más alta que la de los pobladores de la zona indígena, quienes presentan los mayores grados de hacinamiento del estado y entre los más altos del país.

    De los 112 municipios en que se subdivide el territorio chiapaneco, 38 están catalogados como de muy alta marginación. Entre ellos se encuentran 30 municipios mayoritariamente indígenas ubicados en Los Altos o en los municipios que circundan el área petrolera de la zona norte y el resto (7.9 %) corresponden, a la parte más alta de la Sierra, con población también miserable pero no indígena; sin embargo, el 79 % de esta zona con muy alta marginación comprende los municipios en que la población indígena rebasa el 75 %.

    Es muy importante destacar que en esta zona más del 50 % es analfabeta; del resto, el 83 % no tienen la primaria completa, y alrededor del 50 % viven en habitaciones sin drenaje ni escusado, sin energía eléctrica en el estado que genera la mitad de la consumida por el país entero y sin agua entubada. Más del 80 % se encuentran hacinados en viviendas, con piso de tierra y el 90 % percibe ingresos inferiores a dos salarios mínimos, cantidad considerada por el CONAPO como parámetro de medición porque "ingresos monetarios de hasta dos salarios mínimos son insuficientes para cubrir las necesidades básicas de los hogares" y eso contempla solamente a los de baja densidad[48].

    El resto de la población indígena que ha tenido la posibilidad de escapar de esta miseria criminal se mantiene dentro de los niveles de alta marginalidad, de manera que no se distancia demasiado de sus compañeros de origen. De todas formas, en esta precariedad, cualquier mínima ventaja puede repercutir sobre la salud general o las tasas de mortalidad.

    Una buena parte de las muertes en territorio indígena ocurren por padecimientos relacionados con la desnutrición. La principal causa de muerte que se registra, por ejemplo, son las infecciones gastrointestinales o diarreas que, como se sabe, son provocadas por la insalubridad y por la ingestión de alimentos en mal estado o por la escasez de ellos y el desarrollo de cuadros clínicos de desnutrición [49]. Muchas otras muertes se deben a malformaciones congénitas que en muchos casos están relacionadas con la desnutrición de las madres o a padecimientos respiratorios que, nuevamente, están estrechamente vinculados con la pobreza.

    El clima de las áreas ocupadas por estas poblaciones es frío, muy lluvioso y, se puede decir, en general inclemente. Una vez que las comunidades han sido en muchos casos desarraigadas, su conocimiento y adaptación al medio es complicada. Gente de la llanura costera del golfo ha sido internada en la selva, comunidades de Los Altos han corrido una suerte similar y han sido también arrojadas hacia el interior de la selva, asentándose en la región de las cañadas. Estos cambios no son indistintos en una población cuya única defensa es su conocimiento del medio y el establecimiento de una cierta armonía ecológica con el mismo, pues no tiene ni ésta sabiduría, ni la posibilidad de incorporar tecnologías que le permitan desarrollar buenas condiciones de vida en esos territorios. Esto ha propiciado una mayor cantidad de padecimientos, con el agravante de que el desconocimiento del medio impide que los sistemas curativos tradicionales funcionen. Estas poblaciones ya no conocen su entorno suficientemente y han perdido capacidad para controlarlo.

    Gran parte de las enfermedades respiratorias provienen de esta desadaptación al medio y de la ausencia de recursos de protección como material para la construcción de viviendas satisfactorias, que cobijaran a las poblaciones del agua y del frío.

    Así, las causas de muerte de niños y ancianos se relacionan con la desnutrición, insalubridad y carencia de medios para combatir las inclemencias ambientales; sin embargo, entre la población en edad productiva, una causa muy importante son los accidentes.

    Las precarias condiciones de reproducción que han reducido los espacios cultivables y la fertilidad de las tierras hacia donde han sido arrojados, a la vez que los problemas interétnicos que se han generado con los desplazamientos y la introducción del alcoholismo como medio de extorsión y de control, son causa de una violencia adicional que en muchos casos reproduce e internaliza el desprecio por la condición étnica. No obstante, muchos de estos deben ser accidentes de trabajo o mecanismos coadyuvantes al despojo de tierras. Es, en todo caso, una combinación de causas generadas por el proceso de acumulación salvaje instaurado en la zona.

    En 1970 la región más poblada era la de Los Altos, con el 31.2 % de la población total del estado, seguida por el 19 % del Soconusco, pero ya para 1990, además de que la población del estado se duplico en exceso, su mayor concentración está en la región centro con el 22 %, lo que indica una mayor ocupación del territorio total. En el Soconusco, zona de producción agrícola de exportación, se ubica en 18 % y en la Selva el 15 %. La población de Los Altos descendió en términos absolutos, con un fuerte desplazamiento hacia la selva, donde creció en un 135 % (6.8 % anual) y quizá también hacia el centro, donde se multiplicó por 2.6. Esto se encuentra seguramente relacionado con el establecimiento de la franja finquera de la que habla Jan de Vos, que va, aproximadamente, desde la parte norte de la selva en Tonalá, Sabanilla y Salto de Agua hasta el sur en Las Margaritas e Independencia, pasando por el área de las cañadas[50]. Esta franja atraviesa la zona indígena y tiende a expulsarla hacia los lados.

    Con estos movimientos de población resulta que comunidades que tradicionalmente no se relacionaban o lo hacían de manera muy limitada ahora tienen que compartir territorios. Las costumbres de cada una provienen de una larga historia y, como decíamos, tienen un referente fundamental en el ecosistema en el que se han formado. La relación entre comunidades provenientes de zonas y medios variados implica una confrontación cultural fuerte pues enfrenta conocimientos distintos que comparten solamente su desarraigo. Esto ha propiciado conflictos adicionales a los que históricamente se desarrollan con la población mestiza y que desde hace 500 años los han desfavorecido. Es decir, a la violencia cotidiana de que son objeto como producto de su lucha por la supervivencia en un medio hostil y disputado se agrega, desde hace unas décadas, la que surge entre estas mismas comunidades por la ocupación de un territorio insuficiente.

    Los accidentes para 1990 ya son la segunda causa de muerte, siguiendo muy de cerca a las enfermedades infecciosas intestinales. Sin embargo, no inciden sobre el mismo estrato poblacional. La mayor incidencia de los accidentes ocurre entre la gente en edad productiva, entre 15 y 50 años, y cobra más víctimas que la tuberculosis pulmonar[51], padecimiento que tiene su mayor índice de mortalidad justamente en Chiapas[52].

    Estas tres causas de muerte indudablemente están relacionadas con la precariedad y violencia que caracterizan la lucha por la supervivencia en Chiapas y que, mediante un deliberado y pernicioso uso del racismo, concentran y exacerban la miseria para sustentar en ella el rendimiento de las actividades productivas. No obstante, a esta situación es necesario agregar el desprecio y descuido con que las autoridades federales de salud han tratado el caso. En 1990 el sarampión cobró más de mil muertes en el estado de Chiapas, asunto de enorme gravedad si se toma en cuenta que ésta es una enfermedad que puede ser prevenida y erradicada con una adecuada campaña de vacunación que, si bien en general es deficiente, en el caso de Chiapas es casi ausente.

    Es sabido que la cobertura de vacunación en el país tiene insuficiencias notables, sin embargo, en ningún estado su precariedad se concentra tanto como en Chiapas. Junto con Coahuila es el estado de más baja vacunación antisarampionosa; junto con Oaxaca de poliomielítica y, en términos generales, Chiapas y Guerrero son los de menor cobertura de vacunación, la que se ubica alrededor del 20 %. Como consecuencia, la mayor tasa de defunciones por sarampión en edad preescolar de la República corresponde a Chiapas, que mantiene, junto con Oaxaca, la más alta tasa de mortalidad preescolar total. La mortalidad infantil alcanza en Chiapas el 51.7 de cada 100 mil habitantes, cuando la general del país es de 34.8.

    De conformidad con este panorama, del que sólo hemos anunciado algunos elementos significativos, a pesar de tener la tasa de fecundidad más elevada del país (4.6%contra una general de 3.2%), la tasa de mortalidad que registra (6.73% frente a 5.18% en el plano nacional) mantiene un crecimiento limitado de la población y la más baja esperanza de vida en México: 65 años para los hombres y 70 para las mujeres[53].

  5. Reproducción de la fuerza de trabajo y acumulación

    La contradicción existente entre acumulación de capital y reproducción de la fuerza de trabajo se refiere al límite histórico que determina el margen extensivo de explotación. El capitalismo ha resuelto este problema mediante el desarrollo tecnológico que tiene como efecto la desvalorización general y con ella la de la fuerza de trabajo. Sin embargo, ésta que es una tendencia general del desarrollo capitalista se combina, en todo momento y espacio, con la manera particular como se establece la relación capital-trabajo asalariado así como la articulación, también contradictoria, del área capitalista en su conjunto. Pues bien, Chiapas se vinculó con esa totalidad a través del aporte de productos primarios, para los que en algunos casos, como el del cacao, era de los pocos lugares del planeta donde era posible su producción. Esto, y la especial relación con la población indígena que ya hemos referido, hizo del capitalismo chiapaneco un proceso fácil y sangriento. Fácil porque se ha concretado a recibir de la tierra, y sangriento porque su única posibilidad de reducir costos va por el lado de la compresión salarial.

    La reproducción de la fuerza de trabajo se asume sólo parcialmente para dejarla en manos de las propias comunidades. El mismo empleo de la fuerza de trabajo es temporal puesto que no han sido desarrollados mecanismos que permitan sobreponerse a los fenómenos y ciclos naturales. Sin embargo, esta dinámica ha entrado en una severa crisis por la conjunción de diversos fenómenos:

    • La caída en los precios del café restringe el margen de ganancia de los finqueros, quienes, de conformidad con el estilo de desarrollo mencionado, requieren comprimir aún más los salarios[54] y recurren a la fuerza de trabajo ilegal de los guatemaltecos que, por esta misma razón, es todavía más barata[55]. Esto ha dejado sin fuente complementaria de supervivencia a muchos pobladores de Los Altos que se trasladaban al Soconusco en época de cosecha.

    • La ganadería chiapaneca se encuentra en una situación desventajosa frente a la ganadería intensiva de otras partes del país o del exterior, y presiona nuevamente sobre las ya escasas tierras de las comunidades buscando desplazarlas una vez más, como en el caso de la región de Palenque y alrededores. Los mayores índices de agostadero del país, que son justamente los que permiten el buen rendimiento de la ganadería extensiva, se encuentran sólo en algunas áreas de Chiapas, Tabasco y Veracruz. Y, dentro de Chiapas, en los municipios de Ocosingo y Las Margaritas en el sureste de la selva, en el oeste en Tecpatán, Ocozocuautla, Cintalapa y Jiquipilas fundamentalmente; y al norte en una franja que abarca Huitiupan, Simojovel, Chilón, Pantelhó y Sitala, corriendo a los lados del río Almandro, uno de los afluentes del Grijalva. El primer y tercer emplazamientos, como puede observarse, están dentro del área de poblamiento indígena.

      La expulsión de estas tierras torna cada vez más difícil la vida para esta población, ya que el espacio con el que cuentan es menos fértil, casi ausente de servicios básicos (agua, luz, drenaje) y muy densamente poblado. Las altas tasas de mortalidad certifican la imposibilidad de mantener la reproducción en esas circunstancias.

    • La posible existencia de petróleo en el norte de la selva, ya hacia la llanura costera del golfo, y en el sur, en los municipios de Ocosingo hacia Marqués de Comillas y de Altamirano, constituye un atractivo para algunos inversionistas importantes y nuevamente promueve una presión para echar fuera a sus pobladores ¿Hacia dónde?[56] A ello hay que añadir la reducción de actividades de PEMEX y el consecuente despido de trabajadores que pesa sobre las condiciones materiales de la reproducción de esas comunidades.

    • Una situación parecida relacionada con el aprovechamiento biótico confluye con todo lo anterior. Aquí, en cambio, parecen ser las empresas y fundaciones extranjeras las protagonistas, y no la burguesía local o nacional. Esto quizá ofrece mayor cantidad de elementos de delimitación; sin embargo, podría conformar en el futuro un movimiento de despojo y privatización que necesariamente afectaría, y de manera muy grave, a las comunidades indígenas pues se cierne justo sobre sus territorios.

    • A esto hay que agregar las mínimas posibilidades con que cuenta la fuerza de trabajo chiapaneca para buscarse mejores condiciones de trabajo. Tiene el problema del idioma. Es a tal punto miserable, que ni siquiera puede intentar el paso hacia el sur de Estados Unidos porque no podría pagar ni la primera cuota de los polleros[57]; su emigración hacia otros estados de la República implica separarse de sus comunidades y eso rompe las bases de organización de su subsistencia. Las posibilidades de resolver la subsistencia mediante la emigración son limitadas y se restringen a las zonas cercanas. Podemos identificar en este respecto tres tipos de experiencias distintas: los zoques que emigran a los Chimalapas a encontrarse con problemas similares a los de su región de origen; las comunidades que se trasladan a regiones de la selva fuera de Chiapas como Calakmul; y los desplazamientos hacia centros urbanos como Villahermosa donde tienen que aprender a sobrevivir en y de la calle.

Con todo esto, el propio proceso de acumulación de capital en Chiapas se encuentra amenazado. No hay manera de aumentar la exacción sobre las comunidades y la fuerza de trabajo que brindan. El capitalismo salvaje que se ha desarrollado en Chiapas está depredando la naturaleza y a la población; está eliminando a la gallina de los huevos de oro, única fuente de su ganancia.

La población trabajadora de Chiapas, y especialmente la indígena, está en el punto de optar por diferentes tipos de muerte segura: hambre, enfermedades o guerra.

  1. Conclusiones

    El territorio chiapaneco es espacio de confluencia del proceso general de acumulación de capital por la manera particular como este proceso se ha ido desarrollando localmente. La reestructuración capitalista contemporánea se ha construido sobre bases tecnológicas más profundas y esto ha modificado la relación entre el capital y el medio ambiente redefiniendo el universo de materias primas y sus jerarquías internas; materias primas que ni siquiera eran consideradas han empezado a incorporarse al núcleo de necesidades estratégicas de la reproducción mundial capitalista, otras han adquirido nuevas dimensiones y algunas más han perdido importancia relativa. Todo esto de conformidad con los nuevos campos y propuestas tecnológicas en práctica y con la nueva articulación mundial de la totalidad capitalista.

    Así como el nuevo patrón tecnológico y sus redes de difusión-monopolización reespecifican los campos de valorización, así implican modificaciones importantes en las relaciones sociales. Mucho más en situaciones en las que la indisociabilidad de la fuerza de trabajo y su portador se complica porque él mismo forma parte, de cierta manera, del objeto de apropiación, como puede ser el caso con los ecosistemas. La rearticulación del proceso mundial de acumulación violenta los mercados laborales y cuestiona la conformación cuantitativa y cualitativa del ejército proletario mundial[58].

    La reestructuración capitalista supone el desarrollo de las fuerzas productivas entre las que se contemplan las técnicas y las humanas. La población, su cantidad y la calidad o características de la fuerza de trabajo deben corresponder al cambio en las condiciones objetivas de la producción. Sin embargo, en estos dos terrenos hay una gran diversidad de niveles y situaciones, como expusimos en el caso de la reserva biótica, e incluso, el propio avance de las fuerzas productivas conlleva un incremento en la polarización.

    En Chiapas parece estar teniendo lugar una confrontación entre un proceso de acumulación local sustentado en un capitalismo que basa su ganancia en la renta diferencial y en la depredación de la población trabajadora, y de los recursos naturales y el proceso mundial de acumulación que, cuando este ímpetu depredador amenaza sus propias condiciones de reproducción, promueve otro uso de los territorios y de la propia fuerza de trabajo, que se sustenta en el desarrollo de las fuerzas productivas y en la extracción de plusvalor extraordinario. Sin embargo, aun sobre estas bases, no se trata de un capital solamente generador de riqueza sino también de miseria, al que le es consustancial llevar la explotación de la fuerza de trabajo hasta donde la técnica y la correlación de fuerzas entre las clases lo permitan. El desarrollo de las fuerzas productivas no elimina la explotación, sólo cambia su fisonomía y, en todo caso, esto es posible mediante una exacerbación correspondiente de los procesos depredatorios.

    Durante los periodos de crisis y reestructuración de las condiciones de acumulación del capital, ocurre efectivamente un saneamiento que consiste en la eliminación de los capitales ineficientes, que por demasiado devastadores se han vuelto un lastre para la consecución del proceso general. Ese mismo ímpetu saneador conduce al capital a buscar la destrucción de la fuerza de trabajo que en esos momentos de gran exclusión le aparece como sobrante disfuncional porque ya es excesiva para efectuar las tareas del ejército industrial de reserva, comprimiendo todavía más los salarios, y sí, en cambio, puede contribuir al crecimiento de la peligrosidad política que enfrenta el capital.

    El proceso de acumulación en Chiapas parece haber entrado en contradicción con el del gran capital en la medida en que ha llegado a los límites de depredación (de la fuerza de trabajo y de la naturaleza). Un mayor arrasamiento de las reservas naturales chiapanecas puede ser irreversible y eliminar posibilidades de su aprovechamiento futuro (genético, médico, etc.) Asimismo, la expoliación a la que han sometido a la población chiapaneca no puede ser acrecentada pues ha rebasado los mínimos biológicos y humanitarios, y llegó al límite de provocar un conflicto que, por estar planteado como conflicto de clases, amenaza al capital en su conjunto.

    Claro que aunque puedan reconocerse regionalmente estos límites, el gran capital no es ajeno a su práctica en términos generales, como lo demuestra la desafortunada propuesta 187. Más bien parece estar buscando el modo de integrar los mercados de trabajo de manera que la presión del ejército de reserva se generalice y propicie condiciones de superexplotación en áreas ubicadas también en sus propios países de origen. Esto indica que, junto con el espectacular desarrollo de las fuerzas productivas que hemos podido atestiguar en los últimos años, corre una especie de chiapanización de las relaciones sociales cuyo objetivo es buscar la readecuación del ejército proletario mundial y consecuentemente del costo de la fuerza de trabajo.

    No obstante, la fuerza de trabajo al no poder ser disociada de su portador, se convierte en sujeto de este proceso y por tanto es capaz de modificarlo. El exceso de población que se enfrenta al capital puede ser entendido desde dos perspectivas: numérica y política. Chiapas es expresión de la síntesis de estos procesos contradictorios, a la vez que constituye la primera respuesta organizada al proceso de saneamiento del capital. En todo caso habría que preguntarse, si es que realmente hay un exceso de población, ¿quiénes son los que sobran? Los dos sujetos del proceso capitalista se encuentran confrontados en Chiapas y han planteado los límites, límites que por lo demás atañen al proceso general de reproducción capitalista.


Notas:

[1]

Este trabajo contó con la valiosa colaboración de Ana Alicia Peña, Nashelly Ocampo y el Equipo Chiapas.


[2]

Término con el que caracterizamos la fusión de los avances objetivos y subjetivos de la nueva tecnología y que indica la indisociabilidad de la microelectrónica y la informática, que, por otro lado, guardan una relación mutuamente estimulante. Para mayor precisión sobre la importancia técnica y social de la electroinformática en la reestructuración capitalista contemporánea ver Ana Esther Ceceña, Leticia Palma y Edgar Amador, La electroinformática: núcleo y vanguardia del desarrollo de las fuerzas productivas, en Ana Esther Ceceña y Andrés Barreda (coord), Producción estratégica y hegemonía mundial, México, Siglo XXI editores.


[3]

Los que muchos autores han considerado como sectores improductivos o no capitalistas.


[4]

Para una mayor precisión sobre el concepto de núcleo estratégico de la reproducción referirse a nuestro trabajo La producción estratégica como sustento de la hegemonía mundial. Aproximación metodológica, en Ana Esther Ceceña y Andrés Barreda, op. cit.


[5]

La importancia del corredor chiapaneco no solamente es apreciada para el tráfico de mercancías, de líneas de comunicación, de movimientos militares o de inteligencia, etc., sino también, por su especial geografía, resulta un pasaje privilegiado para el tráfico de drogas o de mercancías clandestinas.


[6]

La estrategia estadounidense de manipulación geopolítica de los conflictos étnicos en áreas de frontera estimulando desgajamientos territoriales de su conveniencia (caso de los indios del Amazonas brasileño) contextualiza el siguiente artículo de El Proyecto de Declaración Universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, propuesto para su discusión en la Asamblea General de la ONU: "Los pueblos indígenas, en particular los que están divididos por fronteras internacionales, tienen derecho a mantener y desarrollar los contactos, las relaciones y la cooperación, comprendidas actividades con fines espirituales, culturales, políticos, económicos y sociales, con otros pueblos a través de las fronteras. Los Estados Unidos adoptarán medidas eficaces para garantizar el ejercicio y la aplicación de este derecho". (Cfr. Estudios Latinoamericanos. FCPyS, UNAM. Nueva Época. Año 1, núm. 2, 1994.) El nacionalismo de los indígenas que hasta ahora han actuado en Chiapas se contrapone sin ambigüedad a una manipulación internacional de tal naturaleza. Al respecto lo que no puede descartarse es investigar si existe la posibilidad e interés de una manipulación estadounidense de otros grupos indígenas de la región.


[7]

La última de las cuales impide las tradicionales inundaciones anuales de la Chontalpa tabasqueña.


[8]

Marco Orozco Zuarth, Síntesis de Chiapas, México, de. Edysis, 1994.


[9]

Getty Oil Guatemala Inc.; Texaco Exploración Guatemala; Amoco Guatemala Petroleum Company; Texas Eastern Guatemala Inc.; Monsanto Oil Company of Guatemala; Elf Aquitaine Guatemala; Hispánica de Petróleos, S.A. (HISPANOIL); Petrobras Internacional, S.A. (BRASPETRO); Basic Resources International; Halliburton Company; Shenandoah Guatemala Inc.; Saga Petroleum S.A.; Petrolera Internacional; y Texaco Canada Resource Ltd.


[10]

Guatemala: sus recursos naturales, el militarismo y el imperialismo, documento interno del Proyecto Lázaro Cárdenas (FCPyS-UNAM/ PEMEX/ CONACyT) sobre la condición estratégica del petróleo en el hemisferio occidental, México, mimeo, 1982.


[11]

Es vieja costumbre de las empresa transnacionales del petróleo guardar silencio en torno a sus trabajos de exploración. La producción de Rubelsanto y Chinanjá oscilaba en 1980 entre 6 000 y 7 500 barriles diarios (b/d) mientras Elf Aquitaine solicitaba autorización al gobierno de Guatemala en 1981 para un ascenso en su producción a 10 000 b/d. En contraste con estas cifras se ha construido un oleoducto que parte de Rubelsanto, Alta Verapaz, hasta Puerto Barrios, Izabal con una extensión de 235 kilómetros pero con una capacidad de 50 000 b/d. Al respecto Vargas Foronda se pregunta: "si la producción de Chinanjá y Rubelsanto no puede superar, al menos en el corto plazo, la producción de 10 000 b/d, ¿cuál fue entonces la razón para construir un oleoducto con una capacidad para transportar 50 000 b/d?. No hay que olvidar que la información que poseemos, incluso la que tiene el Estado guatemalteco, es exclusivamente la proporcionada por las mismas empresas transnacionales". Para tener una idea de lo que estas cifras significan hay que recordar que los yacimientos chiapanecos descubiertos en los años setenta, Cactus y Sitio Grande, producían en sus años iniciales 77 000 y 36 000 b/d. Misterios aun mayores encierran las exigencias que después de la guerra entre Belice y Guatemala planteara este último en sus Bases para el Entendimiento, en torno a la construcción de tres oleoductos. Si la producción diaria del país es de 30 000 b/d, ¿por qué -vuelve a preguntarse Vargas Foronda- se plantea la construcción de vías de transporte con una capacidad de 200 000 b/d? El asunto resulta dramático para México si se tiene en cuenta que todas las nuevas zonas de exploración y explotación en Guatemala se ubican en casi toda la línea de frontera.


[12]

"Pozos petroleros en la selva lacandona", Memoria, no 50, México, CEMOS, enero 1993.


[13]

"Los grupos de microorganismos (hongos, bacterias, virus y protozoarios) son de enorme importancia debido al papel clave que juegan en los procesos de metabolismo ecosistémico (captación de energía, fijación de nitrógeno, descomposición, simbiosis, calidad de los suelos, detoxificación, etc.), ya que son, a nivel mundial, los organismos con los inventarios menos desarrollados. En México se deberá poner mayor énfasis en su estudio y catalogación, por ser de carácter estratégico en los sistemas de producción de alimentos y medicinas, así como para la biotecnología." Víctor Manuel Toledo, "La diversidad biológica en México: nuevos retos para la investigación en los noventas", Ciencias, no. 34, México, Facultad de Ciencias, UNAM, abril-junio 1994, p. 50.


[14]

Agrupación Sierra Madre, S.C., La selva lacandona, México, 1992.


[15]

Agrupación Sierra Madre, S. C., loc. cit.


[16]

"En México existen más especies de mamíferos que en Brasil y más especies de plantas que en Perú, países ubicados en plena región ecuatorial"... "México es el país del continente americano con el mayor porcentaje de especies endémicas de vertebrados terrestres. Su herpetofauna (la más diversa del mundo, con 957 especies de anfibios y reptiles) contiene 526 especies que viven exclusivamente en México, lo cual significa 55 % de endemismos", si en 1988 Víctor. Manuel. Toledo reportaba 48 áreas protegidas con reconocimiento oficial, 14 con decreto en trámite y 25 propuestas, para 1994, Héctor Lesser informaba de 73 Áreas Naturales Protegidas "de las cuales 44 corresponden a Parques Nacionales, 13 a reservas Espaciales de la Biósfera, tres a Monumentos Naturales, dos a Áreas de Protección de Flora y Fauna Silvestre y Acuática y una a Parques Nacionales" las cuales suman un área de 6161568 hectáreas, equivalentes a 3.07 % de la superficie natural.


[17]

CONABIO o Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.


[18]

Si bien, su denuncia de los procesos de deforestación se mantiene en pie. La alta tasa de pérdida de vegetación natural registrada en 1988 (1.5 millones de hectáreas por año) implicaba una tasa de deforestación anual de entre 400 mil (según González Pacheco) y 500 mil hectáreas (Víctor Manuel Toledo, "La biodiversidad biológica en México", Ciencia y desarrollo, no. 8, México, 1988, pp. 23 y 24). Para Toledo el problema no sólo persiste sino que para 1994 se profundiza con la escandalosa cifra de 800 mil hectáreas de deforestación anual, lo cual ya hace de México el tercer lugar mundial en materia de deforestación (Víctor Manuel Toledo, La diversidad biológica..., op. cit., p. 56).


[19]

La importancia estratégica de la microelectrónica, informática, biotecnología y las precisiones en torno al término electroinformática se desarrollan en Ana Esther Ceceña y Andrés Barreda (coords.), Producción estratégica y hegemonía mundial, México, ed. Siglo XXI, 1995.


[20]

El modelo se intenta aplicar en México hace 3 años a través de la agencia FUNDAREB (Fundación Nacional para La Conservación de los Recursos Bióticos, A.C.), organización fundada y administrada por Arturo Gómez Pompa para la compra de áreas biológicas de importancia para la conservación. Hasta ahora sólo han logrado la compra de una pequeña reserva en el norte de Quintana Roo, en el límite con Yucatán. Otras organizaciones como Amigos de Sian Kaán y Biocenosis han explorado con muy poco éxito otras partes del país en la búsqueda de territorios de interés (como el bosque mesófilo de la Chinantla en Oaxaca o la zona templada de alto endemismo de Omiltemi en el sur de Guerrero). Dentro del mismo esquema debe incluirse la compra realizada por la asociación civil Monarca, A. C. del núcleo principal de zona de reserva de la mariposa monarca. Monarca A. C. es un conglomerado de capitales ligado a algunos de los 24 supermillonarios (Aurrerá, Marcelo Sada, Ogarrio) que, por si fuera poco, recibe para tales compras fondos de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID). Ante las enormes dificultades encontradas para la compra de territorios la WWF financia actualmente un estudio de marco legal realizado por FUNDAREB que, aprovechando los recientes cambios constitucionales, permita determinar un estatuto jurídico para la conservación privada. Otros ONG también embarcados en la privatización de la reserva biótica son Pronatura Nacional (dirigido por Marcelo Sada con financiamiento proveniente del medio industrial nacional e internacional), y El Grupo de los Cien (dirigido por Homero Aridjis).


[21]

Algunas de estas instituciones, que reciben fondos principalmente del USAID y el Banco Mundial, son: Coservancy International (CI), The Nature Conservancy (TNC), World Wildlife Foundation (WWF), MacArthur Foundation, Kellogs Foundation (una de las más fuertes e importantes fundaciones de América Latina, actualmente operante en Honduras y Paraguay), Rockefeller Foundation, Sinergres Institute (organización de Peggy Dulany Rockefeller con presencia más política que económica que se dedica a actividades de gestión de recursos y autorizaciones), Ford Foundation, Interamerican Foundation, Fish, Wildlife and Service, Servicio Forestal de Estados Unidos, etc. La CEE, buscando no quedar fuera, se ha ocupado también de financiar acuerdos y proyectos para el desarrollo e investigación de las áreas protegidas desde sus respectivas agencias para el desarrollo: ODA del gobierno inglés y GTZ del alemán. A ellas se añaden otras ONG menores como Miserior (alemana), los Grupos Laicos Holandeses, la Cruz Roja Suiza, Movimientos Laicos para América Latina (italiana), étcetera.


[22]

Es el caso de Anadeges Nacional, dirigida por Gustavo Esteva.


[23]

Al respecto se afirma que dicho territorio cuenta con el 40% de las plantas registradas en México (en 1986 Breedlove reconocía 8 248 especies de flora exclusiva para Chiapas; hoy los nuevos registros de E. Martínez identifican mil especies más), el 36% de los mamíferos (Toledo reconoce el 55 % de los mamíferos encontrados en México), el 34% de los reptiles y anfibios, el 66% de las aves, el 20% de los peces de agua dulce, el 80% de las mariposas, la vegetación de mayor altura y las últimas nubliselvas de México.


[24]

Toledo, "La biodiversidad biológica...", op. cit., p. 25.


[25]

Toledo, art. cit., p. 25.


[26]

A propósito de tal riqueza, el propio Toledo explica: "Una sola hectárea de selva tropical húmeda de la región lacandona de Chiapas contiene 267 species de plantas (de las cuales 160 son árboles) y una sola de estas especies arbóreas, la famosa ceiba o árbol sagrado de los mayas, es fuente de aliento para una gran variedad de animales incluyendo avispas, abejas, pequeños abejorros, aves, murciélagos, ardillas, muestélidos y tlacuaches" (Ibid, p. 23). "La selva lacandona en Chiapas...concentra la máxima riqueza de especies arbóreas por unidad de superficie, además de contener un elevado número de endemismos, fenómeno que también opera para algunos grupos zoológicos como las mariposas" (Ibid, p. 26). ¡La boca de Chajul, apenas un sitio de la selva lacandona, contiene el 90 % de las mariposas del trópico húmedo de México (543 especies)! Toledo, "La diversidad biológica...", op. cit., p. 55.


[27]

Para percibir lo que este porcentaje significa, téngase en cuenta que apenas alrededor del 3 % del territorio mundial ha sido considerado área protegida.


[28]

Ver Federico Bolaños, El impacto biológico: Problema ambiental contemporáneo, México, Instituto de Biología, UNAM, 1990.


[29]

El cultivo y tráfico de drogas -que obviamente no son alimentos sino potentes fuerzas destructivas- son evidentemente aspectos estratégicos de la agricultura mundial contemporánea. Sin embargo, por razones obvias, su estudio resulta sumamente difícil. Hasta donde llega nuestro conocimiento, Chiapas no cuenta actualmente con una producción significativa en este renglón. Es en la primera mitad de los ochenta que florece el cultivo de la amapola en el extremo occidental de la Frailesca -en la región conocida como la Tigrilla- para ser trasladado posteriormente hacia la zona fronteriza de los Chimalapas, justo en el lugar que Absalón Castellanos habrá de reclamar al estado de Oaxaca como propiedad del estado de Chiapas. Por otro lado, un importante cultivo de mariguana parece florecer en la región de Uxpanapa, ya sin embargo del lado de Veracruz. Al parecer, la fertilidad de estas tierras no resulta del gusto de las grandes mafias y sus agroempresarios. Mucho mayor importancia habrán de concederle a la entidad los capos del comercio para el mero tráfico internacional de drogas, siendo la ciudad de San Cristóbal su principal centro de operaciones.


[30]

96.7 % de todas las superficies agrícolas del estado son tierras de temporal. Sin embargo el restante 3.3% (39 206.3 has.) aporta el 19.6% de la producción (478 946 N.$), mientras que aquel 96.7% sólo aporta el 80.4 del valor del producto.


[31]

La exportación mundial de ganado en pie conforma una parte estratégica del mercado mundial de alimentos. Al respecto Michelle Chauvet sostiene lo siguiente: "En el mercado mundial de la carne las exportaciones de ganado en pie son marginales. La mayor parte del comercio es de carne fresca, refrigerada y congelada. Sin embargo entre países limítrofes este tipo de ventas es muy importante, por ejemplo, entre los integrantes del mercado común europeo, donde Francia es el primer país exportador a nivel mundial; también entre Argentina y Chile, Uruguay y Brasil o entre México y Canadá con los Estados Unidos." (Auge, crisis y reestructuración de la ganadería bovina de carne en México, México, Tesis de Doctorado, Facultad de Economía, UNAM, p. 43).


[32]

"Chiapas ha sufrido quizá el más agudo proceso de ganaderización de las últimas décadas. Según un estudio reciente, el territorio de Chiapas pasó de sólo 16.6 % dedicado a la ganadería en 1940, al 49 % en 1976." (Toledo, "La biodiversidad biológica...", op. cit., p. 22). Una importante paradoja que la investigación crítica sobre la ganadería mexicana debe explicar consiste en encontrar cuáles son las mediaciones que permiten el crecimiento de las exportaciones de ganado mexicano (mientras en 1980 se exportaban 316 503 cabezas para 1990 se exportaban 1 350 000), cuando éste, dado el carácter extensivo de su explotación, ha sufrido una enorme pérdida en su competitividad internacional.


[33]

El frijol y el chile son cultivos tradicionalmente complementarios del maíz, por lo que su producción resulta muy importante dentro del estado de Chiapas. Evidentemente otros productos como miel, cacao, tabaco, chile verde, mango, mamey, tamarindo, naranja, papa, caña de azúcar, cacahuate, soya, sorgo, henequén, madera, palma camedor, camarón y mojarra también son productos importantes que se venden en el interior del país o fuera de él; y si bien tomados aisladamente no representan una porción significativa del producto ingegral del estado, su consideración total ofrece una imagen más clara que permite comprender hasta qué punto llega la lógica regional del estado de Chiapas como territorio colonial productor de materias primas. Sin embargo, su estudio requiere de un análisis más fino de la economía del estado, que dejaremos para otra ocasión.


[34]

El grueso de su producción se concentra en la cuenca del Grijalva (sobre todo en los municipios de Tuxtla y Villaflores), si bien destaca el aporte de los municipios de Comitán, Tapachula, Motozintla, San Cristóbal, Palenque y la Selva. De las 102 483.9 has. dedicadas a su cultivo sobresale el aporte de los municipios de Villaflores (19%), San Cristóbal (17%), la Selva (18%), Palenque (12%), Tuxtla (11%), Comitán (9%), Pichucalco (9%), y Motozintla (6%). En las zonas de temporal se combina con el cultivo del maíz.


[35]

El grano se cultiva en verdad en la mayor parte del estado mediante agua de temporal. Como el valle central de Chiapas se encuentra entre las principales zonas de riego del estado, su cultivo del cereal se encuentra entre los más productivos del país (junto a la parte media y sur de Veracruz, zonas de altura regular en Nayarit y Jalisco y el centro de Guerrero), habiendo aportado en 1984 el 9.2% de la producción nacional. Según el subcomandante Marcos más de la mitad del maíz producida en Chiapas va al mercado nacional, siendo además la entidad de las primeras productoras a nivel nacional, (Cfr. Perfil de La Jornada, 27 de enero de 1994).


[36]

En 1992 el café aportó el 10.6 % del valor total de la producción agrícola de Chiapas. De las 216 116 has. del estado dedicadas a este cultivo, el Soconusco ocupó el 43 %, la sierra el 16%, la selva el 11%, el norte el 9% y la Frailesca el 9%.


[37]

Lo que no es obstáculo para que dichos finqueros también echen mano ejemplarmente de la superexplotación de los indígenas chiapanecos y guatemaltecos emigrados.


[38]

"Con la crisis del mercado internacional la reestructuración de Inmecafé y el retiro de los créditos, la tecnología generada ha quedado fuera del alcance de la mayoría de los productores, quienes no pueden hacer las inversiones necesarias"... "se planea y se investiga para un pequeño grupo de productores, los que tienen recursos y pueden aplicar el monocultivo con alta tecnología y para más del 90% restante, la asistencia técnica se realiza sobre bases poco sólidas. Además los grandes productores, como observamos en el Soconusco, se encuentran en las mejores condiciones ecológicas" Cortina Villar, Sergio en Villafuerte Solís, Daniel. El Café en la Frontera Sur. Instituto Chiapaneco de Cultura, Chiapas, 1993. p. 63.


[39]

Correspondiente con los municipios de Juárez, Pichucalco, Ixtapangajoya y Amatán en el lado chiapaneco y Teapa y Tacotalpa en el lado tabasqueño. De 18 954 has. dedicadas al cultivo de la fruta casi cuatro quintas partes se concentran en el municipio de Tapachula, una quinta parte en Pichucalco y una ínfima porción (0.5%) en el resto del estado.


[40]

El índice de marginalidad se construye en base a nueve indicadores de salario, condiciones de vivienda, educación y referencia urbana. Integrando estas dimensiones se mide el "porcentaje de la población total no participante del disfrute de bienes y servicios accesibles a los ciudadanos no marginados, cuyas cantidades y calidades se consideran mínimos de bienestar en atención al nivel de desarrollo alcanzado por el país". CONAPO, Indicadores socioeconómicos e índice de marginación municipal 1990, México, 1993, p. 23. Claro que aquí se toma como parámetro salarial el tope de dos salarios mínimos, y los indígenas en general, fundamentalmente los de la llamada zona de muy alta marginación, perciben en el mejor de los casos aóloun salario mínimo.


[41]

Es muy probable que este dato corresponda a algún tipo de subregistro derivado de los criterios de medición. Qué tan indígena es una persona es algo difícil de determinar con precisión, sobre todo cuando pesa sobre ella el fardo del racismo.


[42]

Datos de INEGI, XI Censo general de población y vivienda, 1990.


[43]

El mejor estudio sobre la batalla del Sumidero y su trágico desenlace fue realizado por Jan de Vos en el libro La batalla del sumidero, México, ed. Katún, 1985.


[44]

Una muestra elocuente de esta ideología justificadora la tenemos en los escritos de Emilio Rabasa. A propósito de la inevitabilidad del fraude electoral en Chiapas, Rabasa nos dice: "para hacer la elección era necesario el fraude electoral; para llenar la función exigida por la Constitución era necesario violar la Constitución [ya que] en la masa de electores quedaban comprendidos los indios, que, casi en su totalidad, no sólo eran y son hoy incapaces del juicio y libertad necesarios para el acto cívico por excelencia, sino que ignoran la forma del gobierno y carecen hasta de las nociones indispensables para entenderla, si alguien se propone explicárselas". Emilio Rabasa, 1920, la evolución histórica de México, México, ed. Porrúa, 1986, citado por Catherine Héau Lambert, "Rabasa y el liberalismo histórico en México", Relaciones, no. 5-6, México, UAMX, 1991, p. 141. La autora recoge la esencia del pensamiento liberal racista de Rabasa y más adelante señala: ..el indio "será siempre incapaz de entender lo que lea, porque la lectura es un trabajo inteligente por excelencia", p. 143. Rabasa resume maravillosamente el sentir no sólo de su época sino histórico de los blancos o población no indígena que se asentó en Chiapas por encima de ellos.


[45]

A propósito de una revisión de la teoría de la democracia y de los aportes de Weber Mabel Piccini nos dice: "El problema consiste en poder legitimar y saber cómo legitimar el orden aunque este orden sea -de una u otra manera- el producto de una imposición: ¿cómo legitimar la desigualdad y propiciar la armonía entre las partes en función de una estabilidad que permita el equilibrio y la integración del sistema social? [..] En suma, ¿cómo producir las creencias por las cuáles los que están en situación de obedecer -la mayoría absoluta- obedezcan?", "Estructuras simbólicas y acción social", Relaciones, op. cit., p. 77.


[46]

La encomienda y el repartimiento, así como las diferentes modalidades de colaboración forzosa que desarrolló la Iglesia en otros tiempos son un aura que envuelve el mecanismo del enganche o de diferentes tipos de esclavitud que se siguen practicando en la actualidad aunque de manera más encubierta y limitada.


[47]

No nos referimos a los indígenas incorporados a las haciendas o repartimientos, sino a aquellos que se mantenían agrupados en comunidades y que serán violentamente afectados por la aplicación de las Leyes de Reforma.


[48]

CONAPO, op. cit., p. 24.


[49]

Los únicos estados que registran las enfermedades infecciosas intestinales entre sus primeras cinco causas de muerte son Chiapas y Oaxaca como primera causa, Puebla como tercera y Guerrero, Quintana Roo, Querétaro, Tabasco y San Luis Potosí como quinta. Secretaría de Salubridad y Asistencia, Atlas de la Salud, México, 1993. Anexo estadístico.


[50]

Jan de Vos, conferencia.


[51]

INEGI, Estadísticas vitales del estado de Chiapas, México, 1994. Los datos con los que trabajamos aquí son los registros oficiales que se encuentran a disposición del público, no obstante, por las mismas condiciones de confinamiento de las poblaciones indígenas podemos suponer una subvaloración de la problemática. Existen algunos otros estudios de investigadores que han realizado trabajo de campo; generalmente son parciales porque cubren una zona o se refieren a un tipo de padecimiento en particular pero la información que proporciuonan permite detectar la gravedad de la situación de salud que enfrentan estas poblaciones.


[52]

Secretaría de Salubridad y Asistencia, op. cit., anexo estadístico.


[53]

Secretaría de Salubridad y Asistencia, loc. cit.


[54]

En Chiapas el 60 % de la población percibe ingresos menores a un salario mínimo. Secretaría...loc. cit.


[55]

Atendiendo a una información testimonial los guatemaltecos cobran dos quetzales por jornada, lo que significa un poco menos de tres nuevos pesos, mientras que los mexicanos cobran cinco.


[56]

Una presión equivalente podría provenir todavía de una causa adicional. Siendo la región de la selva donde se encuentran las comunidades indígenas suficientemente accidentada e irrigada, es de preverse una ulterior utilización del territorio para la construcción de estaciones hidroeléctricas.


[57]

En entrevista realizada por Cristina Pacheco en La Jornada, una investigadora del Colegio de la Frontera Norte señala que la entrada a Estados Unidos cuesta por lo menos 200 dólares. Para una población que no gana ni un salario mínimo en empleos temporales resulta imposible cubrir esa cuota.


[58]

En activo y de reserva; industrial, rural e intelectual.


Revista Chiapas
http://www.ezln.org/revistachiapas
http://www.multimania.com/revistachiapas
http://www33.brinkster.com/revistachiapas

Chiapas 1
1995 (México: ERA-IIEc)