Chiapas
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Presentación
Presentación
Eduardo Basualdo,
La crisis actual en la Argentina: entre la dolarización, la devaluación y la redistribución del ingreso
Edur Velasco Arregui,
Asia Central en el siglo XXI y los movimientos de larga duración en la economía mundial
Enrique Rajchenberg,
La rebelión de la memoria. Entrevista con Mauricio Fernández Picolo
Myriam Amparo Espinosa,
Contraste entre miradas colonizadoras y subalternas sobre el Plan Colombia
José Seoane,
Crisis de régimen y protesta social en Argentina
DEBATE
Raúl Zibechi,
Poder y representación: ese estado que llevamos dentro
Ana Esther Ceceña, Adriana Ornelas y Raúl Ornelas,
No es necesario conquistar el mundo, basta con que lo hagamos de nuevo nosotros hoy
Jérôme Baschet,
¿Los zapatistas contra el imperio? Una invitación a debatir el libro de Michael Hardt y Toni Negri
PARA EL ARCHIVO
II Foro Social Mundial de Porto Alegre:
Argentina
Este mundo de la injusticia globalizada
Claudia Korol,
Las palabras nuevas de los piqueteros
Cachito,
Los hijos del Cordobazo. Crónica desde el Gran Buenos Aires
León Rozitchner,
Los campos floridos de la Argentina
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Después del 11 de septiembre en que se despliega toda la furia belicista del imperio -abiertamete dirigida, encaminada y capitalizada por Estados Unidos-, Porto Alegre constituyó una vigorosa reafirmación de esperanza y voluntad emancipativa. La rebeldía, la insumisión, los proyectos, las propuestas, los bailes y la alegría emanaban de todos los rincones de esa ciudad que se ha ido convirtiendo en uno de los epicentros de la construcción de un mundo libertario, democrático y justo.
Porto Alegre fue lugar de encuentro de esa combatividad que no se rinde (que no incluye la palabra rendir en sus diccionarios, como dirían los zapatistas) ni con guerras desatadas en todo el planeta. Porto Alegre fue lugar de reunión de esa vitalidad que emerge de las entrañas de la tierra y que en algún momento tendrá que ser capaz de envolver y derrotar todas las guerras y de erradicar la guerra y el ejercicio del poder como único modo de relación.
Hace ya seis años de aquel primer encuentro en el que la humilde osadía de los armados de verdad y de fuego logró reunir en el corazón de la selva chiapaneca a hombres y mujeres venidos de todo el mundo, a luchadores soñadores que, como los de Porto Alegre, caminan en pos de una utopía.
Entre el Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo y el Foro Social Mundial II se ha ido tejiendo un movimiento diverso, difuso, a veces tímido, a veces intrépido, contradictorio y de repente desconcertante pero que, con todas sus diferencias, va articulando las rebeldías de todo tipo y va perfilando las posibilidades de construir alternativas.
Desde la primera convocatoria zapatista, las fronteras entre rebeldes del norte y del sur, de oriente y occidente, empezaron a diluirse ante la evidencia de una enajenación compartida y de que la expropiación de utopías y condiciones de supervivencia es parte de un mismo sistema de dominación implantado mundialmente en detrimento de la libertad y la facultad de autodeterminacón de los seres humanos. Las diferencias no son necesariamente fronteras sino oportunidades. El levantamiento de los cercos y el respeto a la diferencia son, sustancialmente, la deconstrucción de las relaciones de poder.
Simultáneamente y a contrapelo de las fuerzas globalizadoras que han llevado a Hardt y Negri a pensar en la constitución del imperio, éste evidentemente promueve, renueva y refuerza todas las fronteras a su alcance, incluidas las de los estados nacionales. La creacción de guetos sigue siendo una de las armas principales del proceso de sometimiento, no obstante el carácter universal de las normatividades impuestas en todos los terrenos. El diseño de las fronteras se modifica pero las fronteras se refuerzan; las normas generales son gestionadas globalmente y de este modo el gestor universal, legitimidad o fuerza mediante, las impone localmente. Ésta es la lógica de la globalización, de la guerra infinita que los poderosos proponen como forma de vida y que el estado norteamericano difunde por el planeta. Pues bien, esta forma de vida ha sido abiertamente rechazada, por un conjunto, cada vez mayor, de personas, de movimientos, de intelectuales, de militantes, de jóvenes, de colectivos, de individuos de todas partes del mundo que, reunidos en la Selva Lacandona, en Seattle, en Praga, en Génova, en las calles de Buenos Aires y Barcelona o en Porto Alegre, están decididos a construir un mundo con un contenido y una sensibilidad distintos.
La lucha zapatista por el mundo donde quepan muchos mundos abrió mundialmente, desde un rincón de la selva, las batallas por la humanidad y contra el neoliberalismo proponiendo construir un mundo nuevo en vez de voltear de cabeza el existente; las batallas en contra de la privatización del agua en Cochabamba han permitido a los habitantes de una ciudad completa reconocerse, organizarse y preservar la soberanía sobre sus recursos y su territorio; las luchas de los trabajadores rurales sin tierra de Brasil por la reforma agraria y contra los transgénicos son también por una educación popular autodeterminada y contra el poder de las empresas transnacionales; la insurreción en San Salvador Atenco es contra la expropiación de las tierras y contra los daños a la ecología pero, sobre todo, contra las imposiciones del poder; la pequeña comunidad U'wa entabla una batalla en contra de una de las mayores empresas petroleras del mundo, y así desde cada localidad, muchas veces sin saber de la existencia del otro, o desde los grandes encuentros mundiales como el del Porto Alegre, se están sentando los cimientos de ese mundo de diferentes que la guerra de los poderosos está empeñada en detener. Sin embargo, todo parece indicar que, efectivamente, otro mundo es posible, aquí, hoy.
Revista Chiapas
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2002 (México: ERA-IIEc)
